Delfina Carrasco.

Delfina Carrasco es una malargüina de tres años que está internada en Buenos Aires, epicentro del coronavirus. Recibió un autotransplante de médula ósea. 

En noviembre de 2019 los médicos le diagnosticaron un neuroblastoma, un tipo de tumor ubicado en su riñón izquierdo. Desde entonces tanto ella como sus seres queridos comenzaron una lucha que involucró una compleja cirugía, más de un mes en terapia intensiva en el hospital Notti y que hoy tiene como campo de batalla una clínica privada en Buenos Aires.

La pequeña tuvo que viajar para que le realizaran un autotransplante de médula ósea en medio de la pandemia, lo que implicó tramitar un pedido especial para trasladarse, tener que contratar un vehículo particular y precauciones multiplicadas para evitar contraer el famoso coronavirus. De hecho, si bien sus dos padres se encuentran en la Capital del país, sólo su mamá puede verla y acompañarla ya que están restringida todo tipo de visitas. Aunque su prepaga cubre sus cuantiosos gastos médicos, no incluyó el costo del traslado y el alojamiento, por lo que tiempo atrás se realizaron una campaña para recolectar dinero que dio sus frutos, por lo que la familia está eternamente agradecida.

Desde la habitación en la que cuida a Delfina en el Sanatorio Anchorena, ubicado en Recoleta, su mamá Mariana Vázquez relató todo lo vivido y compartió sus ganas de volver a Mendoza.

“Delfina nació con un neuroblastoma, pero los médicos nunca se dieron cuenta. En tres años no presentó síntomas, siempre fue linda, saludable y grandota”, comenzó a contar. 

En 2019 empezó con anemia y los profesionales no lograban identificar la causa, hasta que el 29 de octubre se descompuso, fue internada en el hospital Schestakow de San Rafael y luego en el Notti.

 “El 1 de noviembre me dijeron que mi hija tenía cáncer. Fue un momento muy duro y lo sigue siendo porque continuamos luchando contra la enfermedad”, continuó la mujer, quien confió que su hija ha estado en situaciones de máxima gravedad.  Si bien le extirparon el tumor, así como todo su riñón izquierdo, el cáncer ya se había expandido en su cuerpo.

“Estuvo un mes y 9 días en terapia y los médicos no me daban esperanzas. Tuvo dos hemorragias muy grandes y le tuvieron que colocar un drenaje en su pulmón izquierdo”, recordó la mamá.

Por su gran fortaleza Delfina pudo atravesar ese duro momento. “Recibió cinco ciclos de quimio y nos indicaron venir a Buenos Aires para el trasplante”, señaló Mariana. Así fue como el 11 de mayo la pequeña y sus padres armaron las valijas para partir al centro del país. 

“Viajamos en remís y con todas las autorizaciones del Ministerio de Salud por el tema de la pandemia”, narró la mamá, que agradeció la gestión del intendente, Juan Manuel Ojeda, en este sentido. Hoy la niña lleva algunos días de trasplantada y recibe morfina cada 4 horas para los dolores.

“Es la peor etapa el post trasplante, pero los médicos dicen que es fuerte y lo va a soportar”, aseguró su progenitora con gran fortaleza.

Ella es la única que puede estar acompañando físicamente a Delfina, ya que su papá Juan Alberto Carrasco, a pesar de estar en las cercanías, no puede estar presente por protocolos del coronavirus. Todo lo que desea la familia en estos momentos es que pueda recuperarse lo antes posible para volver a Mendoza a continuar el tratamiento. 

“Nos dijeron un mes y medio acá, pero cuando volvamos sabemos que nos quedan varios meses de tratamiento. Estamos a mitad de camino y esta parte es la más importante. Estamos convencidos, ella va a salir adelante”, cerró.

Agradecidos por la ayuda y la solidaridad

A la hora de viajar a Buenos Aires para continuar su tratamiento contra el cáncer, además de la pandemia, Delfina Carrasco y su familia encontraron un obstáculo en la parte económica ya que la prepaga no cubría este viaje ni el alojamiento.

 “Pudimos hacerlo y mantenernos acá gracias a la solidaridad de Malargüe y de toda Mendoza”, aseguró Mariana, quien agradeció el apoyo del municipio de Malargüe, la Casita de Malen, la asociación de Santiago Alí, Pedro Abdala y Matilde Muñoz, así como a la familia Vázquez Méndez y todos los que ayudaron.

En aquel momento los Carrasco abrieron una cuenta bancaria, pero relataron que por ahora no necesitan más ayuda económica. Lo único que les hace falta son dadores de sangre en Buenos Aires, por lo que apelan a la colaboración de quienes se encuentran en esa ciudad.

Fuente: Diario Los Andes.

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