Cientos de títulos, ríos de tinta, miles de caracteres y palabras en los cientos de plataformas digitales, han expresado distintas opiniones y cada uno dijo su verdad. Ejemplos hay un sinnúmero: “Portezuelo del Viento y los intereses mezquinos”…“Fernández Sagasti explotó contra Suarez y Cornejo por Portezuelo del Viento”…“Suárez anunció que pedirá una audiencia con el Presidente para definir la situación de Portezuelo del Viento”…“No a Portezuelo del Viento”…“Se siguen sumando objeciones a la construcción del Portezuelo del Viento…“Portezuelo del Viento: tras casi 69 años de postergación, hoy es casi una realidad”…

Lo que sí es cierto es que  el tema abarca más que dos miradas, entre el destino y la política, entre la certeza y la mentira, entre la ignorancia y la vida cotidiana, y también la vigencia de nuestros problemas que son proporcionales a la ineptitud que tenemos para resolverlos como nación y provincia. Resumiendo, son aquellos problemas que piden solución, cosa que se podría encontrar.

Se dice que: «todos luchamos contra una mentira entera con sólo media verdad». Esto significa  que nunca tendremos certeza de que existe algo verdadero. Portezuelo del viento es una muestra de ello y termina  siendo una  mentira entera (posverdad y posmentira). ¿Somos perjudicados los malargüinos con un discurso fundamentalista por parte de alguna dirigencia política?

Un día Malargüe  se vistió de fiesta, caravanas animadas, multicolores y entusiastas, además de numerosas promesas de trabajo, cientos de capacitaciones para futuros obreros que trabajarían en la obra, inversión en propaganda alegórica referida a Portezuelo, carteles colgados de nuestro mojón insignia, el reloj ubicado en avenidas Roca y San Martín “Portezuelo la obra del siglo”, bolsos y calcomanías que dicen “Todos somos Portezuelo”, todo referidas a tan grandioso evento proyecto. ¿Y qué pasó? Que un año después desde el gobierno provincial, y varios oportunistas disfrazados de opinólogos, científicos, mercenarios ambientalistas, dirigentes institucionales y funcionarios perversos, nos digan que ahora debemos pensar en un plan “B”. 

Aparecieron los “carancheadores”. Me pregunto entonces ¿Por qué   aferrarnos a algo, mediante una desmedida  convicción, a lo que hoy parece ser  una entera mentira?  He aquí un claro ejemplo de la posverdad y la posmentira.

Se asegura que “la mentira entera consiste en creer que hay alguien que ha encontrado la verdad”. Me repregunto ¿Somos los malargüinos difuntos de un arenga o prédica fundamentalista, por parte del gobierno y los políticos de turno? Ajustemos las cosas, el discurso de este gobierno aspira a ser único, pero no lo consigue.

Hay algunas frases valederas para este final, se dice que “Para poder morirse hace falta estar vivo.” “¿Qué significa oír el silencio sino escuchar lo que no alcanza a ser dicho?” “La decadencia no implica una vuelta al pasado; implica una condena al presente, yo le agregaría,  una penalidad y castigo al futuro”

Sin duda estamos ante una encrucijada. La Pampa  se va a oponer hasta que recemos un padre nuestro en cualquier lugar, eso está claro y sin liderazgos capaces de convocar con una argumentación sólida y  representativa a  los malargüinos que queremos saber a dónde vamos y de dónde hay que resurgir. Lo único seguro  hoy es que Tadeo García Zalazar, presidente de la UCR, dijo que  el gobernador le va a pedir al presidente que laude a favor de Mendoza. ¿Por qué lo haría? En fin, los camanduleros sobran para valorar la posverdad y la posmentira.

Para algunos autores la posverdad es sencillamente mentira, falsedad o estafas encubiertas como instrumento de manipulación. Una nueva forma de narrar o contar la realidad, la posverdad no es de derecha o de izquierda, es el desprecio de la verdad

No son ya las mentiras las que nos aturden, sino la propia realidad.

La historia no incluye un relato que nos conduce fatalmente al infierno o al paraíso. La historia real de Portezuelo no será como aquellas películas  en las que necesariamente había un desenlace feliz.  La historia es  cuando los hechos se transformaron en pasado, pero los malargüinos  estamos condenados a actuar en tiempo presente.

Se dice que la democracia incluye entre otras virtudes, hacer previsible la relación entre presente y futuro. Pero cuando las contradicciones, la mala información, las mentiras y los camanduleros desbordan las instituciones, la previsibilidad se pierde y el destino de una  sociedad como la malargüina, suele parecerse a un salto al vacío o a una pesadilla.

Finalmente, con Portezuelo del Viento, que cada uno acomode sus cuitas  como pueda, pero, después de todo, la sinceridad fingida seguirá siendo lo más parecido  a una verdad que a una mentira.

Por: Horacio Marinaro.

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