Existen altas probabilidades de que el fenómeno de El Niño vuelva a hacerse sentir en Mendoza, cuya consecuencia es un aumento en las precipitaciones, algo que puede traer aparejado serios problemas en la producción.
Tras soportar un periodo de sequía importante, los pronósticos indican que la probabilidad de que Mendoza padezca las consecuencias del fenómeno El Niño son altas. Esto provocaría un incremento en las precipitaciones y, lejos de lo que podría creerse, el exceso de humedad tampoco sería positivo para la producción agrícola. Es que, la última vez que este tipo de evento climatológico se presentó en el país, las cosechas decayeron.
Desde las organizaciones que se especializan en temas climatológicos advirtieron en su último informe –a principios de julio- que este fenómeno todavía se encuentra en formación. “Todavía no se observa una combinación o respuesta entre el calentamiento del océano y la circulación de la atmósfera, por lo que el fenómeno aún no se declaró oficialmente”, indicaron desde el Servicio Meteorológico Nacional (SMN).

Sin embargo, las probabilidades de que se desarrolle con éxito rondan el 90%. De continuar esta tendencia, las precipitaciones podrían incrementarse notablemente durante la primavera y el verano.
En tanto, la Organización Meteorológica Mundial detalló que, por primera vez en siete años, el escenario actual hace pensar que El Niño terminará su formación durante la segunda mitad de 2023 y se espera que sea al menos de fuerza moderada. Este fenómeno se dio durante el 2015-2016 en Argentina y fue considerado “excepcionalmente fuerte”.

Qué puede ocurrir en Mendoza
Desde Contingencias Climáticas, el meteorólogo Carlos Bustos explicó que “durante la primavera y verano el noreste argentino tiende a registrar precipitaciones superiores a las normales durante una fase El Niño, mientras que, durante la fase La Niña, la misma zona tiende a registrar precipitaciones por debajo de lo normal”.
A partir de los mapas elaborados por el SMN, Bustos indicó que, durante el último trimestre del 2015, las anomalías de precipitaciones fueron ligeramente superiores a lo normal en el sudoeste provincial (San Rafael y Malargüe), mientras que fueron más importantes en el centro y noreste. Esto mismo ocurrió durante enero del 2016.

El especialista detalló que fueron durante los meses de noviembre, enero, marzo y mayo donde se observó un incremento importante de las precipitaciones debido a la mayor humedad ambiental y condiciones de inestabilidad.
Bustos agrega, a modo de conclusión, que existe una alta probabilidad de que en la primavera y verano se presente una fase de El Niño la cual provocará mayor inestabilidad con precipitaciones que pueden estar dentro del rango normal o ligeramente superior a lo normal. Además, se mantiene el pronóstico de temperaturas iguales o superiores a lo normal.
Fuente: Mdzol.
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