Hoy se festeja en la Argentina el día del profesor, en homenaje a Juan Manuel Estrada (1842-1894), por eso elegimos a quien ganó la categoría “carisma docente” en la última edición de los Premios Elisa Huck de Dotta, el Prof. Gustavo Ariel Cabaña, para resaltar a ese sector de educadores que cumple un rol fundamental en nuestra sociedad.

Tras recibir la distinción de la Municipalidad de Malargüe, otorgada por el voto de la comunidad, comentó “cuando uno es docente trata de dar siempre lo mejor. Cuando se está con los alumnos se busca acompañarlos en su formación y, en lo personal, me propongo escucharlos, estar con ellos antes de brindar un saber; generar empatía para que entiendan la responsabilidad que tenemos desde las dos partes, ellos como alumnos y uno como docente”.

El “Profe” Gustavo nació en la provincia de Río Negro, más precisamente en Ing. Huergo, cuando sus padres oriundos de San Rafael se trasladaron a ese pequeño pueblo por razones laborales.

Al finalizar su nivel secundario, ya habiendo retornado la familia a San Rafael, partió a la ciudad de Mendoza para estudiar diseño industrial, al poco tiempo supo que esa no era una carrera para él, por lo que regresó al vecino departamento para estudiar la otra opción que había pensado, ser docente.

Hijo de una maestra, desde adolescente sentía entusiasmo por poder ayudar. El ser zurdo para escribir hacía que le ayudara a los vecinitos que compartían el uso de esa mano para hacer las tareas.

“Cuando vuelvo de Mendoza trabajé un tiempo y como me gustaban las ciencias exactas comencé a estudiar el profesorado de Física y Matemática. En segundo año recuerdo que nos llamaron a los alumnos que llevábamos la carrera al día para participar en un programa nacional para ayudar a estudiantes que lo necesitaban, nos tocó la escuela Iacarini y el colegio La Buena Madre de la Isla del Río Diamante. Eso hizo que me entusiasmara más por el profesorado. Luego vendrían las prácticas que ratificaron mi vocación” recordó Cabaña al comentar sus inicios en la labor educativa.

Ya en tercer año de estudios fue convocado como ayudante del laboratorio de física del Colegio del Carmen, labor que realizó como voluntario.

Al cabo de los cuatro años del plan de estudios se recibió en el año 2.000. En el ciclo lectivo siguiente tomó horas en la escuela de Carapacho, aquí en Malargüe, que abría los octavo y noveno años.

“Después de tomar las horas en la Delegación, recuerdo que mi papá me llevó en su auto, una rural Falcon roja, a la escuela de Carapacho, yo llevaba mi mochila y una bolsa de dormir. Conocíamos Carapacho por el mapa en papel. Cuando llegamos recuerdo que mi papá no me quería dejar, le parecía un lugar muy lejano, desolado (risas), pero yo le dije que sí, me encantaba ese lugar, al lado de los cerros” indicó el docente al hacer referencia a su primer trabajo con el título de profesor.

Al cabo de uno meses comenzó a trabajar en la escuela Daniel Pierini. Viajaba “a dedo” desde Carapacho hasta La Junta.

Con el tiempo empezaría a trabajar en las escuelas secundarias de la ciudad de Malargüe y años más tarde en el IES 9-018, donde llegó a ocupar cargos de Coordinador de Áreas, capacitación y la regencia entre 2015 y 2019. Actualmente es docente titular de la escuela Técnica Minera y sigue en el terciario.

Desde el año pasado, junto a su colega Oscar Luna, coordina el programa provincial Redes de tutoría en Malargüe.

“Cómo se hace en estos tiempo de tanta tecnología para enseñar ciencias duras como lo son la matemática y la física”, le consultamos y él respondió “usando mucho la creatividad y la didáctica, buscando nuevas formas de enseñanza y aprendizaje, juegos. Es un desafío al que nos enfrentamos permanentemente todos los docentes. Esa autoevaluación, creo, es la que también hace que nos motivemos y vayamos todos los días a dar lo mejor de nosotros”.

“Esta carrera docente, en lo personal, me ha dado mucho. Es muy lindo cuando uno camina por la calle y tus ex alumnos te saluden, te comentan algo que les enseñaste. Ese es el mejor premio que se puede tener. Es muy lindo que a uno lo recuerden desde el trabajo que hizo. Por eso creo que tengo que agradecer las oportunidades de poder seguir creciendo, estudiando, aprendiendo. Agradecer a la familia y a los alumnos porque con los aprendizajes que me transmiten me ayudan a crecer en esta tarea, que es hermosa” cerró Cabaña, padre de tres hijas.

Nota de Eduardo Araujo.

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