El ingeniero Pablo Alonso, quien ha ocupado diversos cargos en la administración pública y ha desarrollado una amplia trayectoria en el sector privado en el ámbito ambiental, compartió su visión sobre la actividad minera en Mendoza y su impacto en el medio ambiente. Para él, «la minería puede convivir perfectamente con el desarrollo agrícola y ambiental».

Alonso inició su carrera profesional en Malargüe, donde trabajó en la la ex fábrica Grassi y en la municipalidad durante la gestión de Jorge Vergara. Posteriormente, fue director de Control Ambiental de la provincia. También se desempeñó como director de la carrera de Gestión Ambiental en la Universidad de Congreso y, desde 2014, trabaja en Antofagasta Minerals, una de las empresas mineras más importantes de Chile.

En una entrevista exclusiva con diario digital Ser y Hacer, Alonso analizó la situación actual del sector minero en Mendoza, destacando los desafíos que plantea la ley 7.722 y la viabilidad de la minería sustentable.

Ingeniero Alonso, ¿Cómo analiza la evolución de la actividad minera en Mendoza durante el último año, bajo el marco de la ley 7.722?

Mendoza vive un momento de expectativas muy interesantes. Es importante que varios proyectos hayan pasado por la Legislatura y se haya discutido su viabilidad. Sin embargo, la ley 7.722 impone limitaciones importantes, como la prohibición de sustancias utilizadas en procesos de lixiviación, lo que afecta la competitividad de los proyectos mineros. En otros países, como Chile, los proyectos se ratifican técnicamente, y la política no interfiere tanto en estos procesos.

¿Es posible desarrollar minería sustentable en Mendoza?

Totalmente. Hoy en día, se pueden aplicar tecnologías avanzadas que minimizan el impacto ambiental. En Chile, por ejemplo, los proyectos están ampliando su vida útil hasta el 2050 gracias a estas innovaciones.

La minería moderna puede convivir perfectamente con otras actividades económicas como la agricultura, siempre que se implementen los controles necesarios y las normativas técnicas se respeten al detalle.

¿Qué opinión tiene sobre el impacto de la minería en el uso del agua?

Es un tema central. La minería en Chile utiliza cada vez menos agua, optando por agua de mar desalinizada o procesos de recirculación.

En Mendoza, el problema más grave de contaminación del agua no viene de la minería, sino de prácticas agrícolas con sistemas de riego que infiltran agroquímicos en las napas. Es importante que las regalías de proyectos mineros se destinen a mejorar estas infraestructuras para reducir la contaminación.

¿Qué mensaje daría a quienes dudan del desarrollo minero?

Es fundamental basarse en argumentos técnicos. La minería puede ser una herramienta clave dentro de una matriz económica diversificada, siempre que se garantice su sustentabilidad.

Mendoza tiene un gran potencial para desarrollar minería responsable que respete el entorno y genere empleo e inversiones.

¿Qué proyecciones tiene para los proyectos en el distrito minero de Mendoza?

Actualmente, los proyectos aprobados están en etapa de exploración, que es un proceso largo. Si se llega a la explotación, con la ley vigente, solo se podría trabajar con concentrados de minerales, lo que limita el desarrollo completo. Sería ideal que se revisara la normativa para permitir procesos con tecnologías modernas que ya han demostrado su seguridad en países desarrollados.

El ingeniero Pablo Alonso concluyó destacando la importancia de separar las decisiones técnicas de las políticas y confiar en los organismos especializados para evaluar los proyectos.

«Malargüe debe aprovechar sus recursos, pero siempre con responsabilidad y visión a futuro», finalizó.

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