Días pasados la municipalidad de Malargüe realizó una publicación (leer aquí) en la que daba cuenta que había finalizado obra de la nueva red de agua en el paraje La Junta. Sin embargo, vecinos del paraje ubicado 30 kilómetros al norte de la ciudad cabecera sostienen que “No hay agua potable y el servicio depende de camiones”.
Desde la oficina de Obras Públicas de la Municipalidad de Malargüe, anunciaron que «el paraje de La Junta celebra la culminación de una obra largamente esperada: la instalación de la nueva red de agua potable; donde los trabajos, que se iniciaron el pasado 14 de abril y se realizaron con cañería de PVC K 10 de 110 mm a lo largo de más de 750 metros, ya están finalizados.
También de dijo que «solo resta la colocación de un brasero, tarea que se completará durante esta semana. Este importante avance brinda una solución definitiva a los vecinos de La Junta, concretando el acceso a un servicio esencial que mejorará significativamente su día a día. La concreción de esta obra fue posible gracias al arduo trabajo y compromiso del personal del departamento de la planta de agua municipal, quienes llevaron adelante la totalidad de las tareas».

Sin embargo, según denuncian habitantes del lugar, se trata de información parcial y, en varios aspectos, engañosa, ya que la obra no es nueva, el servicio no es potable y aún dependen del reparto de agua mediante camiones cisterna.
«No se trata de una red nueva, sino de una ampliación de la existente, y que el agua no es apta para el consumo humano debido a su alta salinidad y contenido de minerales» dijo un vecino.

“La perforación existe, pero el agua que sale no se puede tomar. No es potable. Nadie acá toma esa agua. Seguimos dependiendo de los camiones que reparte el municipio y que, muchas veces, no llegan a tiempo”, explicó un vecino. También relató que durante la última ola de calor en el verano pasado, el camión con agua solicitado por varias familias recién llegó una semana después del pedido.
Desde La Junta responden que, lejos de mejorar la situación, el acceso al agua sigue siendo una preocupación central: “Mientras no haya agua potable en forma permanente, no se puede hablar de calidad de vida ni de desarrollo posible para la comunidad”.

El malestar también tiene que ver con la falta de información clara y precisa. Vecinos aseguran que no hay certezas sobre un proyecto serio que garantice la potabilización del agua. “Consultás y nadie te da una respuesta concreta. A veces te contestan algo para dejarte tranquilo, pero en el fondo es más de lo mismo: chamuyo para ganar tiempo”, señalaron.
Si bien aclaran que no es una crítica personal al delegado municipal, también indican que la extensión del área a su cargo dificulta una atención cercana a las necesidades particulares de La Junta. Lo que piden no es solo acceso a un recurso esencial, sino también una comunicación más honesta y transparente por parte del Estado.
Finalmente, quienes hicieron pública esta situación lo hicieron con la intención de que “hacer eco” de la verdadera realidad del lugar sirva para que las autoridades escuchen y prioricen una solución definitiva. “A lo mejor alguien sale a chamuyar de nuevo, pero si ese chamuyo se transforma en un compromiso real, ya algo habremos logrado”, concluyeron.
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