“Malvinas me cambió la vida”, repite Exiquel Vargas, veterano de la Guerra del Atlántico Sur, herido en combate el 26 de mayo de 1982. Su presencia en Malargüe durante estos días no pasa desapercibida: conmovió a estudiantes y docentes de varias escuelas, compartiendo su historia de dolor, superación y esperanza. Invitado por el doctor Federico Espeche, Vargas viajó desde Santa Fe para hablar con los más jóvenes, transmitir valores y sembrar memoria.
Vargas combatió en Malvinas siendo un joven de apenas 19 años. Durante un ataque aéreo, una bomba de 500 libras cayó a escasos metros de donde se encontraba. “Alcancé a empujar al subteniente que estaba conmigo para que cayera al pozo, pero a mí no me dio tiempo”, relató. La explosión le destrozó la pierna izquierda desde la rodilla hacia abajo. “Me tiró más de 100 metros. Quedé enterrado entre chapas y piedras, sin poder moverme, sin comer ni beber durante ocho días, bajo 25 grados bajo cero”.
Su recuperación fue casi un milagro. Con una gangrena avanzada y la imposibilidad de realizar transfusiones convencionales, los médicos recurrieron a un procedimiento inédito: una transfusión directa de sangre de un único soldado compatible entre 600. “Lo acostaron al lado mío y nos conectaron con mangueras”, recordó. Aquel gesto anónimo fue, literalmente, el que le salvó la vida.

Hoy Vargas no solo camina y trabaja, sino que es deportista, juega al básquet en silla de ruedas. “Jugué tres años en Newell´s. Por es uno de los proyectos que traigo es fomentar el básquet adaptado en Malargüe, donde actualmente hay tenis adaptado, pero no básquet”, explicó con entusiasmo.
Durante su estadía, brindó charlas en distintas escuelas del departamento, incluidas aquellas con alumnos con discapacidad. “Tengo una conexión especial con los chicos. Hay una afinidad, como si fuera telepatía”, comentó emocionado. “Les cuento mi historia, pero también les transmito que hay que seguir adelante, que hay futuro. Que aunque parezca imposible, siempre hay algo por hacer”.

Vargas destaca que su experiencia en la guerra lo hizo madurar de golpe. “Cuando volví al continente, volví con ganas de vivir, de hacer. Vi gente en el hospital con amputaciones por accidentes o enfermedades. Eso me hizo reflexionar mucho. Me dije: todo lo que hice, ¿de qué sirvió? Y entendí que sí valía la pena, porque hoy puedo estar acá, dando un mensaje”.
El ex soldado remarca que muchos jóvenes se acercan a él emocionados, queriendo seguir sus pasos. “Me dicen que quieren ser soldados como yo. Yo trato de inculcarles disciplina, valores, pero también que piensen en su futuro, no solo en el presente. A mí me ayudó mucho el ejército, me dio un techo, comida, un sueldo, y en ese momento no tenía mujer ni hijos. Era mi forma de construir un futuro”.

Antes de regresar a Santa Fe este sábado, Vargas participará de varios actividades oficiales y visitas escolares. “No estoy acá por mí, yo creo que los héroes que quedaron allá en Malvinas me mandan. Me dicen: ‘andá vos, que nosotros no podemos hablar’. Y yo los escucho”.
Su visita deja huella. Los alumnos, al regresar a sus casas, cuentan con orgullo que conocieron a un héroe de Malvinas. Y esa, quizás, sea la forma más poderosa de malvinizar: escuchar a quienes estuvieron allí, sobrevivieron y hoy eligen seguir luchando por la memoria y por un país mejor.
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