
La Escuela de Frontera El Chacay, en Malargüe, recibió la visita de docentes y estudiantes de la Escuela Secundaria N.º 6 de Vicente López, provincia de Buenos Aires. El encuentro forma parte de un proyecto de padrinazgo que esta institución sostiene desde hace 50 años con distintas escuelas de frontera en el país.

Roxana, preceptora y profesora de la secundaria bonaerense, explicó que la comunidad educativa viaja cada año con el propósito de compartir actividades pedagógicas y recreativas con los estudiantes locales. “Es un momento muy esperado, los chicos nos llaman padrinos y madrinas y nos reciben con mucho entusiasmo”, señaló.
El vínculo no se limita al juego, sino que se integra al proyecto escolar en curso. Nicolás Aranda, profesor de música, detalló que las actividades buscan complementar lo que los alumnos ya trabajan en clase. “Venimos toda una semana, desde el desayuno hasta la salida, acompañando y sumando propuestas artísticas y didácticas. Los chicos lo disfrutan mucho”, comentó.
Este apadrinamiento alcanza a varias escuelas de frontera: además de El Chacay, la Secundaria 6 acompaña a instituciones en La Rioja y Jujuy. La continuidad en el tiempo refleja el compromiso sostenido por generaciones de estudiantes, docentes y exalumnos de Vicente López.

El proyecto no solo enriquece la vida escolar de las comunidades rurales, sino que también transforma a quienes participan como padrinos. “Yo me sumé hace poco y me maravillé con el trabajo de los chicos y la calidez de la escuela. Es una experiencia que marca y motiva a seguir”, expresó Roxana.
La directora de la Escuela El Chacay, Mariana Maresca, destacó el impacto del padrinazgo: “Cada año, un grupo de adolescentes, bajo la guía de dos profesores, emprende un viaje para compartir con los alumnos de nuestra escuela. Más que una visita, es una misión de apoyo y compañerismo, en la que traen consigo juguetes, libros, ropa y calzado, fruto de donaciones que recolectan con dedicación”.
Para Malargüe, estas iniciativas representan un valioso intercambio cultural y educativo, reforzando el sentido de pertenencia y el acceso a propuestas diversas que muchas veces no llegan con facilidad a las zonas rurales. La jornada concluyó con juegos, música y el compromiso renovado de continuar con este puente solidario que une a las escuelas, más allá de las distancias geográficas











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