
En diálogo con Ser y Hacer, el Lic. en Psicología Nicolás Ramos pidió abrir espacios de escucha sin prejuicios y detectar “red flags”. Llamó a fortalecer las redes de contención en Malargüe.

“El suicidio sigue siendo un tema tabú y muy difícil de poder abordar en algunos aspectos”, señaló el Lic. en Psicología Nicolás Ramos. Explicó que se vuelve difícil porque “muchas veces sus síntomas muchas veces no se ven tan fácil, o son muy sutiles”.
Para reconocer estas señales, indicó que “hay que tener un ojo muy preparado o estar muy atentos a pequeñas señales que van surgiendo”, aunque aclaró que “no quiere decir que no las podamos detectar”. “Algunas son muy notorias, son las primeras señales de alarma que hay que tener, como hoy dirían los jóvenes, las red flags (banderas rojas)”, dijo.
El profesional sostuvo que “es importante trabajarlo mucho al tema de suicidio”. “Muchas veces se cataloga que hablar de suicidio es como incentivar a que las personas lo hagan, y en realidad es todo lo contrario: es poder brindar un espacio para que las personas puedan hablar de su malestar o de aquellas situaciones que los angustian o aquellas situaciones que están atravesando y que se vuelven difíciles”, afirmó.

Insistió en “poder trabajar con las personas y darles esos espacios, sean adultos, sean jóvenes; poder brindar estos lugares donde se hablen de estos temas sin juicios, sin prejuicios y que se pueda acompañar”. “Creo yo que eso es lo más importante”, subrayó.
“A nivel departamental sabemos que este año hemos tenido varias situaciones de muertes por suicidio, lo cual es lamentable; algunos han sido gente muy joven, otras gente adulta y eso nos hace replantear en qué necesitamos seguir trabajando”, expresó. “Necesitamos seguir fortaleciendo las redes y… también es poder ayudarle a estas personas a poder crear una buena red de contención”.

“No olvidemos que los factores protectores son también aquellos factores que nos ayudan a resguardar a que la persona no tome esta decisión y que pueda sentir que hay alguien que lo pueda acompañar y que lo puede entender en lo que está atravesando. Eso es muy importante de brindarlo, de hablarlo también”, agregó.
“Cuando hay una persona que está atravesando una situación difícil y quiere contarnos lo que está atravesando y hablando de ese tema, tenemos que ser muy receptivos y tener una escucha y empatía”, sostuvo. Reconoció que comprender puede ser difícil, pero insistió: “Lo que tenemos que escuchar es la ayuda que nos está pidiendo esta persona”. Y planteó: “¿Cómo lo podemos acompañar? ¿Cómo lo podemos escuchar? ¿Y qué es lo que él está necesitando de nosotros para poderlo ayudar a sostenerse en esto que está atravesando?”.

“Cuando una persona da el pie a la apertura a poder contarle al otro lo que le está pasando, es muy valioso del otro lado hacer una escucha sin prejuicio. Y no emitir palabras, porque a veces las palabras no están. Y a veces la otra persona solamente necesita ese espacio donde se le escuche y nada más”, remarcó.
“Malargüe siempre habla de esta situación y quiere formación porque la sociedad lo pide y eso es muy bueno, porque que una comunidad esté preocupada por una temática así y quiere herramientas y quiere trabajarla, habla muy bien también de esa comunidad”, cerró.


.