
Aunque el edificio fue construido hace años, la sede del barrio Gustavo Bastías nunca llegó a habilitarse. Hoy, vecinos impulsan la finalización de obras y la recuperación institucional para que finalmente comience a funcionar.


El barrio Gustavo Bastías al sur de nuestra cuidad guarda una historia particular: su Unión Vecinal tiene edificio propio, pero nunca pudo funcionar oficialmente. A pesar de haber sido construida hace más de treinta años, la sede aún espera ser habilitada, y los vecinos trabajan para que ese anhelo se convierta en realidad.
La actual presidenta de la institución, Micaela Uribe, asumió este año con el objetivo de completar las obras pendientes y lograr, finalmente, la apertura de la sede. “Esta unión vecinal lleva muchos años esperando funcionar. El edificio está, pero faltan detalles que la Municipalidad exige para habilitarlo, como las rejas, la instalación de luz y gas”, explicó.
Durante todo este tiempo, el edificio sufrió daños por el paso de los años y hechos de vandalismo. “Se robaron sanitarios, rompieron vidrios y se llevaron materiales. Por eso ahora se exige colocar rejas y una columna de luz homologada. La Municipalidad se comprometió a ayudarnos con la mano de obra y la conexión de los servicios, pero los materiales debemos conseguirlos nosotros”, señaló Uribe.

Los vecinos organizan actividades solidarias para recaudar fondos. “Las rejas tienen un costo de alrededor de 650 mil pesos. Ya hicimos ventas de tortas y tenemos algo juntado, pero falta. Por eso pedimos colaboración a quienes puedan ayudar. También estamos sumando nuevos socios, con una cuota de mil pesos”, indicó la presidenta, quien invitó a los vecinos a acercarse los viernes de 16 a 18 horas o comunicarse al 2604 04 07 52.
El vicepresidente Enrique Vergara, uno de los fundadores de la unión vecinal, recordó los orígenes del proyecto. “Empezamos en 1990 juntando materiales y organizando eventos para construir la sede. Con las cuotas de los socios levantamos las paredes hasta la viga, y la Municipalidad completó la obra y la mano de obra. Pero nunca se colocaron las rejas ni se hizo la habilitación definitiva. Desde entonces, el edificio quedó cerrado y con el tiempo se fue deteriorando”, relató.
La falta de gestión y presentación de balances provocó, años después, la pérdida de la personería jurídica de la institución. “Cuando asumimos tuvimos que hacer todos los papeles de nuevo. Ya recuperamos la personería, y eso nos permite avanzar con las obras y con la apertura formal”, precisó Uribe.

Los referentes vecinales sueñan con ver finalmente en funcionamiento la sede antes de fin de año. “Queremos que este espacio sea un punto de encuentro para el barrio. Antes teníamos talleres de costura, de baile, de yoga, pero todo se perdió. Hay muchos adultos mayores en el barrio que necesitan un lugar para reunirse”, afirmó la presidenta.
Vergara destacó también otras necesidades del barrio. “En limpieza se ha mejorado bastante, pero todavía hay calles sin asfaltar y luminarias que faltan. Hicimos notas al municipio para seguir avanzando”, indicó.
Después de décadas de espera, los vecinos del barrio Gustavo Bastías sienten que están más cerca que nunca de ver funcionar su sede vecinal. “Es mucho el esfuerzo de toda la comunidad. Este edificio fue construido con la ayuda de los vecinos, y queremos que finalmente cumpla el propósito para el que fue pensado”, concluyó Uribe.



