
Belén Arredondo, oriunda de Malargüe, cuenta su experiencia en el proyecto que busca mejorar la accesibilidad en espacios como el Parque Provincial Aconcagua. La iniciativa promueve la inclusión y la autonomía de las personas con discapacidad a través del turismo accesible.


La Universidad Nacional de Cuyo, a través de la Facultad de Artes y Diseño, trabaja junto a la Dirección de Recursos Naturales Renovables de Mendoza en el desarrollo de proyectos que buscan mejorar la accesibilidad en las áreas naturales protegidas de la provincia, entre ellas el Parque Provincial Aconcagua. La propuesta tiene como objetivo avanzar hacia la accesibilidad universal, incorporando criterios inclusivos en espacios donde la geografía impone desafíos particulares.
La actividad forma parte de la tercera instancia de articulación entre la casa de estudios y el Ministerio de Energía y Ambiente de Mendoza y se realizó junto a la profesional abocada a la implementación de la Equidad Social de los Servicios Turísticos en Áreas Protegidas, magíster Belén Arredondo, y la coordinadora de la cátedra de Diseño de Productos II de la carrera de Diseño Industrial, Roxana del Rosso.
El trabajo se enmarca en un plan que lleva tres años de implementación bajo una resolución provincial que define cómo abordar la perspectiva de accesibilidad en las áreas naturales protegidas. En los últimos meses, la Dirección de Recursos Naturales Renovables formalizó un acuerdo con la Facultad de Artes y Diseño de la UNCuyo para potenciar estas acciones a través del trabajo interdisciplinario de estudiantes y profesionales.
Belen Arredondo, malargüina que se desempeña en tareas en las oficinas de Recursos Naturales Renovables, destacó en entrevista radial que, el gran desafío está en adaptar estructuras ya existentes a un entorno natural muchas veces modificado por la acción humana. “Heredamos estructuras y un medio natural que ha sido intervenido, en algunos casos de manera irreversible. Lo que buscamos es mejorar lo que tenemos para alcanzar la idea de la accesibilidad universal”, sostuvo.

Arredondo señaló que la accesibilidad en las áreas naturales no siempre se traduce en rampas o estructuras físicas. “El relieve y la geografía de Mendoza son muy distintos a lo que se ve en otros lugares. No en todos los espacios se pueden instalar grandes rampas; por eso hablamos de una accesibilidad multisensorial, que contemple una vinculación con el entorno a través de todos los sentidos”, explicó.
Entre los lineamientos del proyecto, se prevé que los recorridos no superen los dos kilómetros, con puntos de descanso cada 100 metros y senderos nivelados. “Buscamos garantizar comodidad y seguridad, respetando siempre la naturaleza del lugar. Por eso era clave sumar a los estudiantes, que desde la ingeniería, el diseño y la ergonomía aportan ideas y prototipos que luego pueden implementarse en la gestión”, expresó.
Para Arredondo, este compromiso con la accesibilidad también tiene un significado personal. “Es parte de mi historia de vida. Mi hermano tiene discapacidad, y muchas veces lo que promovemos desde la gestión no siempre se refleja en su entorno cercano. Pero sabemos que nada es más importante que generar autonomía e independencia para las personas con discapacidad. La falta de accesibilidad limita derechos y afecta la vida social y emocional”, compartió.

Al respecto, el director de Áreas Protegidas, Iván Funes Pinter, señaló: “El trabajo conjunto con la UNCuyo nos permite avanzar en un objetivo central: que nuestras áreas naturales protegidas sean accesibles para todos y todas. La innovación que aportan los estudiantes y docentes, sumada a la mirada de sostenibilidad con energías renovables, fortalece la experiencia de los visitantes y brinda herramientas concretas a nuestros guardaparques. Este tipo de articulaciones son fundamentales para garantizar inclusión y calidad en los servicios”.

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