
El músico y docente local Marcelo Blajevitch lidera una propuesta dependiente de la Dirección de Cultura de Malargüe, donde jóvenes y adultos aprenden guitarra, ensamble y gestión artística. El programa, gratuito, busca formar bandas y promover la creación musical original.

En Malargüe, la música tiene un nuevo espacio de crecimiento y encuentro gracias a la «Incubadora de Bandas», un proyecto impulsado por el músico y docente Marcelo Blajevitch en el marco de la Dirección de Cultura del Municipio de Malargüe. La iniciativa busca fomentar la formación musical, la creatividad y el trabajo colectivo entre personas de distintas edades que comparten la pasión por el rock, el pop y otros géneros.
La propuesta comenzó como un taller de guitarra para principiantes, pero pronto se amplió para incluir un espacio de ensamble y creación colectiva, donde los participantes pueden desarrollar proyectos propios. “La idea es que cada uno parta de lo que le gusta y, desde ahí, poder armar algo en conjunto”, destacó Marcelo, en entrevista con Ser y Hacer de Malargüe.
Las clases se dictan los lunes y jueves en el Polideportivo Municipal, con horarios diferenciados: de 19:30 a 20:30 para el nivel inicial, y de 20:30 a 21:30 para el nivel avanzado, donde se realizan los ensambles de banda. Además, existe un aula satélite en la Escuela secunadaria James Cronin, que replica la misma modalidad los días miércoles.

El proyecto está orientado principalmente al rock y al pop, aunque la diversidad de intereses de los alumnos ha permitido incorporar otros estilos. “Hay un dúo de chicas que canta boleros, un alumno fanático de Bob Dylan y otros que prefieren el rock nacional o el heavy. Lo importante es que cada uno pueda expresarse desde su gusto y compartir con los demás”, explicó Blajevitch.
La Incubadora de Bandas tiene como meta principal formar músicos autónomos, capaces de gestionar sus propios proyectos: desde organizar ensayos y buscar presentaciones, hasta grabar sus canciones. “Lo más lindo sería que empiecen a componer temas propios y se animen a mostrarlos. Al principio cuesta, pero con el tiempo uno se da cuenta de que el público también puede conectar con lo que uno crea”, comentó el artista.
El taller es gratuito y abierto a partir de los 10 años de edad. Para participar, quienes se inician, en lo posible, deben llevar su propio instrumento, mientras que en el nivel avanzado se trabaja con los instrumentos de cada integrante del grupo.

Blajevitch subrayó que el objetivo es que el arte funcione como un vehículo de expresión y crecimiento personal. “A veces hay momentos difíciles o pocas oportunidades para tocar, pero el entusiasmo y la constancia hacen la diferencia. Lo importante es seguir creando”, expresó.
Con la energía de los participantes y el compromiso del equipo, la «Incubadora de Bandas» se consolida como una de las propuestas musicales más valiosas de Malargüe, impulsando el talento local y fortaleciendo la identidad cultural del sur mendocino.














