
La misión del OIEA evaluó el ciclo de producción de uranio en Argentina y destacó el potencial del sur mendocino. Malargüe quedó nuevamente en foco por Huemules y por el avance de nuevas exploraciones, mientras Sierra Pintada continúa condicionada por la falta de remediación.

Una comitiva del Organismo Internacional de Energía Atómica desarrolló en Argentina la Misión de Examen Integrado del Ciclo de Producción de Uranio, destinada a revisar la infraestructura y el marco regulatorio del país. El análisis internacional volvió a colocar al sur mendocino en un lugar estratégico, especialmente a Malargüe, donde los proyectos vinculados al recurso avanzan con fuerte interés privado.
El secretario de Minería de la Nación, Luis Lucero, destacó que la misión, integrada por expertos de Brasil, Canadá, Francia y Namibia, permite identificar áreas de mejora en todo el ciclo del uranio. En paralelo, el vicepresidente de la Comisión Nacional de Energía Atómica, Luis Rovere, informó que actualmente existen diecisiete iniciativas relacionadas con el mineral, impulsadas tanto por el Estado como por empresas privadas.
Dentro de ese mapa, Malargüe recuperó un protagonismo singular a partir del proyecto Huemules, la primera mina de uranio explotada por el Estado entre 1955 y 1975. Este activo fue adquirido en 2024 por la empresa canadiense Jaguar Uranium, que sumó más de veintisiete mil hectáreas alrededor del yacimiento a su cartera de exploración y manifestó interés en zonas vinculadas con Sierra Pintada.


La actividad en Malargüe se amplió con los movimientos de la empresa Apeleg S.A., que declaró hallazgos de cobre y uranio en el Distrito Minero Occidental y alcanzó diecinueve áreas concesionadas. Esta expansión consolidó al departamento como uno de los polos más dinámicos del nuevo escenario uranífero nacional.
Si bien San Rafael sigue siendo un punto relevante por las reservas estimadas en Sierra Pintada, el complejo continúa condicionado por la falta de remediación ambiental. En 2010, la Corte Suprema de Justicia de la Nación confirmó la orden judicial que exige completar esa tarea antes de cualquier intento de reactivación, lo que mantiene al yacimiento bajo restricciones firmes.
Organizaciones ambientales remarcan que antes de evaluar cualquier avance debe garantizarse la remediación y reforzarse la participación ciudadana. El debate se desarrolla en medio de cambios internacionales en el mercado del uranio, que han impulsado a diversas potencias a buscar nuevos proveedores.

En este contexto, Malargüe se consolidó como uno de los ejes del nuevo mapa del uranio argentino, con proyectos en expansión y creciente atención internacional, mientras San Rafael permanece condicionado por procesos ambientales que todavía deben completarse.

Fuente: Diario San Rafael

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