En Malargüe, la discusión sobre los perros sueltos se multiplica en redes sociales, pero las denuncias siguen brillando por su ausencia. La distancia entre lo que se reclama y lo que se denuncia vuelve a dejar expuesta una responsabilidad compartida que pocos reconocen.

La problemática de los perros sueltos en Malargüe vuelve a aparecer con fuerza, aunque más en redes sociales que en los organismos donde realmente deben realizarse las denuncias. Mientras los reclamos públicos se repiten a diario, en el Juzgado de Paz y Contravenciones apenas ingresan presentaciones formales, una diferencia que expone la brecha entre «la queja y la acción concreta».

El reciente fallecimiento de una vecina de Malargüe que cayó de su bicicleta tras cruzarse un perro volvió a exponer la necesidad de revisar hábitos y asumir responsabilidades colectivas. Aun así, este hecho trágico no generó un aumento significativo de denuncias formales. Para la jueza María Paz Zabalegui, esta falta de acción tiene raíces profundas: “La queja es inmediata, pero el compromiso real aparece poco”.

La magistrada explicó que denunciar no implica confrontar, sino brindar a las autoridades una herramienta esencial para intervenir, prevenir lesiones o daños materiales y establecer responsabilidades claras sobre quienes permiten que los animales circulen sin control. Según afirmó, muchos reclamos quedan en las redes sociales y no llegan a los organismos competentes, lo que impide actuar y perpetúa situaciones de riesgo en la comunidad.

El contraste es evidente si se observan los datos sanitarios. El Centro de Servicio Epidemiológico del Hospital Malargüe informó a nuestro medio que, desde enero hasta la fecha, se registraron 136 casos de mordeduras de perro atendidos en la guardia y consultorios. Se trata de una cifra elevada para la población local y, según detallaron desde el área, un porcentaje significativo de estas agresiones proviene de animales sin identificación de propietario o que circulaban libremente en la vía pública. Esta realidad contrasta de manera marcada con la escasa cantidad de denuncias formales. Sobre este punto, la jueza de Paz y Contravenciones, María Paz Zavalegui, expresó sorprendida: “No, no sé si llegamos a la mitad de esas causas”.

SERVICIO DE EPIDEMIOLOGIA HOSPITAL MALARGÜE – Lic. Carrasco y Lic.Palma.

Durante recorridos realizados por Ser y Hacer en barrios de la ciudad, se observó un incremento en la cantidad de animales dentro y fuera de las viviendas. Varias familias conviven con más de tres perros e incluso se registran hogares con más de una decena. Esta realidad preocupa porque convive con expresiones habituales como “hay más perros que personas”, frases que retratan el problema, pero que no generan cambios si no se actúa.

De que sirve alimentar la queja si no es para modificar la realidad. Esa frase, repetida casi como un lugar común, termina reemplazando lo esencial: actuar. La comunidad no puede seguir depositando en otros —el Estado, los medios, la policía, el hospital— la resolución de un problema que nace en cada hogar que deja su mascota en la calle. La responsabilidad es compartida, y la decisión de involucrarse, también. Solo cuando la queja se convierta en denuncia, y la denuncia en medidas concretas, podremos empezar a hablar de una verdadera convivencia responsable.

Las autoridades, por su parte, sostienen acciones permanentes para disminuir los riesgos asociados a la presencia de perros sin control. Desde el Área Sanitaria Malargüe se trabaja de manera continua en la prevención de la hidatidosis, enfermedad transmitida por canes, mediante la entrega de pastillas antiparasitarias a las familias en la zona rural y en la cuidad. A esto se suman las campañas de castración, vacunación y desparasitación llevadas adelante por el servicio de Veterinaria y Zoonosis de la Municipalidad, que recorren distintos barrios con operativos gratuitos destinados a reducir la población canina, mejorar la salud animal y evitar la circulación de perros en la vía pública. Pese a estos esfuerzos institucionales, el impacto sigue siendo limitado si la comunidad no acompaña con responsabilidad y compromiso.

Cómo denunciar

Las denuncias por perros sueltos o incidentes vinculados a mascotas pueden realizarse de manera sencilla y confidencial. Según explicó la jueza Zavalegui, los vecinos pueden presentar su reclamo en la Policía, en mesa de entradas del Juzgado de Paz y Contravenciones o enviarlo por correo electrónico a mzabalegui@jus.mendoza.gov.ar.

No es necesario enfrentar al propietario del animal ni exponer públicamente el nombre del denunciante, ya que la identidad se resguarda durante todo el proceso. Para que la denuncia pueda avanzar, es importante aportar datos concretos: dirección, descripción del animal, horarios en los que circula y cualquier información que facilite la intervención. Formalizar el reclamo es el primer paso para que las autoridades puedan actuar y prevenir nuevos riesgos, teniendo en cuenta que las multas parten desde los 420 mil pesos en adelante.

El impacto sanitario de las mordeduras y la importancia de vacunarse.

El Vacunatorio del Área Sanitaria Malargüe explicó a Ser y Hacer que las mordeduras de perro representan un riesgo sanitario que no debe subestimarse. Una agresión puede ocasionar infecciones locales, daños musculares y, en casos determinados, exposición al virus de la rabia. Por ello, cada situación requiere una evaluación médica. Cuando el perro es conocido, como ocurrió en 28 de los 136 casos documentados este año, el personal sanitario realiza una observación para definir si corresponde la vacunación. Cuando el animal es desconocido, la indicación es iniciar el tratamiento sin demora.

La vacuna antirrábica humana, que se utiliza como prevención después de una mordedura, incluye cuatro dosis aplicadas en tres etapas: dos en el día 0, una a los 7 días y una final a los 21 días. En lo que va del año, 24 personas comenzaron este esquema, pero solo 12 completaron las cuatro aplicaciones. Los profesionales destacaron que suspender el tratamiento genera vulnerabilidad, ya que la rabia puede tardar semanas o meses en manifestarse y no siempre presenta síntomas iniciales.

Las autoridades sanitarias remarcaron que la decisión de vacunar depende de una serie de criterios clínicos y epidemiológicos, entre ellos la gravedad de la lesión, la posibilidad de observar al animal y las condiciones en las que ocurrió el episodio. Subrayan que la consulta inmediata es fundamental, ya que permite recibir atención, evaluar riesgos y evitar complicaciones que podrían tener consecuencias severas.