Bien ganado tiene Delfina Carrasco el mote de «guerrera de la vida», es que con apena tres años se ha ganado el corazón de todos los malargüinos por «pelear» con una sonrisa las distintas enfermedades y tratamientos que ha tenido que sortear. El último, un autotransplante de médula, que tuvo una complicación y por lo cual permaneció en la Ciudad de Buenos Aires por espacio de cuatro meses.
En los primeros minutos de este miércoles 09 de setiembre arribó a nuestra ciudad a bordo de una ambulancia de un servicio privado de Malargüe.
A metros del control Covid de acceso norte decenas de autos la aguardaban para escoltarla hasta su casa de barrio Martín Güemes. Dos móviles policiales abrieron paso al desfile de vehículos, la mayoría de los cuales portaban carteles y globos. La mascota de la escuela Savio primaria, Scooby, junto a «el hombre araña» se sumaron para regalarle una alegría más a la familia Carrasco, que solo tenía palabras de agradecimiento cuando descendió el vehículo de traslados sanitarios.
Cabe destacar que la caravana de vehículos, que se inició en ruta 40 norte, recorrió toda la Av. San Martín para luego girar por calle Sargento Host hasta su intersección con Villanueva donde viven los Carrasco. En ese lugar cerca de un centenar de personas se había dado cita para aplaudir la llegada de la niña y sus progenitores.
Cuando descendió la niña más de una lágrima rodó por las mejillas de los hombres, mujeres y niños que se habían dado cita. Delfina sonreía y cuando estuvo en la puerta de la vivienda levantaba su manito saludando a todos, sin comprender seguramente que la mayoría solo la conocía por las fotos que circulan en los medios o las redes sociales y que tampoco han tenido la oportunidad de dialogar con sus papás. Ella saludaba y sonreía, la mejor recompensa para esas personas que estaban en ese lugar y para tantas otras que no pudieron estar pero que la tienen cobijada en sus corazones desde el momento que entregaron una colaboración o elevaron una súplica por el restablecimiento de su salud.
«Gracias a Dios estamos en nuestra casa, agradecidos de toda la gente de Malargüe. Este recibimiento ha sido emocionante para nosotros, nunca lo esperamos» le dijo a Ser y Hacer de Malargüe on line, Juan Alberto, el papá de Delfina.

Mariana Vázquez, la madre de la pequeña, relató «Delfi se sometió a un autotransplante de médula ósea. Tuvo una complicación grande, una enfermedad veno-oclusiva hepática (VOD hepático), que le complicó el hígado, con consecuencias y le afectó el único riñón que tiene. Estuvo mal y le costó bastante salir. Nosotros teníamos pensado volver después de un mes y medio o dos, pero estuvimos cuatro meses en Buenos Aires».
«La gente de Malargüe nos ha ayudado en todo sentido. En la parte económica muchísimo porque nos sustentamos gracias a la ayuda económica y a la solidaridad de la gente. Mi marido hace 10 meses que está sin trabajar, con el tema de pandemia. Estamos pagando una prepaga muy cara, el alquiler… Nada de esto hubiera sido posible sin la ayuda de la gente. Tanta gente de todas las religiones que rezó, que mandó mensajitos, que le preguntaba a nuestros familiares por nosotros. No tenemos palabras para decirle gracias y nunca nos vamos a cansar de agradecer» agregó la mujer, visiblemente emocionada.
La pequeña en el mes de octubre deberá someterse a un tratamiento de radiación y luego otro de inmunoterapia en la ciudad de Mendoza.

Las luchas de «Delfi»
A Delfina Carrasco, en octubre del año pasado, se le diagnosticó un neuroblastoma, tumor maligno que en ese momento media 14 por 10 cm y nacía en el riñón izquierdo.
“El 1 de noviembre me dijeron que mi hija tenía cáncer. Fue un momento muy duro y lo sigue siendo porque continuamos luchando contra la enfermedad”, recordó en una entrevista con este medio su madre.
La pequeña estuvo un mes y 9 días en terapia y los médicos no daban esperanzas. Tuvo dos hemorragias muy grandes y le tuvieron que colocar un drenaje en su pulmón izquierdo.

El pasado 26 de febrero se le practicó una cirugía en la que fue retirado el riñón afectado junto con la masa tumoral, por lo que quedó con un solo riñón. La pequeña fue sometida después a quimioterapia
Luego debió ser internada en el hospital Notti de nuestra provincia porque se le detectaron varias bacterias muy complejas en el riñón que le queda.
Los médicos que la trataban recomendaron un autotransplante de médula en el sanatorio Anchorena, ubicado en el barrio de Recoleta, de la Ciudad autónoma de Buenos Aires.
«Su médula está intacta por lo que tienen que auto transplantársela para darle posibilidades y calidad de vida. El 11 de mayo tenemos que estar en Buenos Aires los primeros días como paciente ambulatoria bajo tratamiento y estudios. Después comenzarán con el autotransplante de las células de su propia médula para poder seguir combatiendo el cáncer » le decía a Ser y Hacer on line en los primeros días de mayo la mamá de Delfi, una joven mujer que estaba estudiando enfermería pero tuvo que abandonar en el último año para asistir a su hija.
El papá Juan Alberto, con mucho esfuerzo, y la colaboración de personas allegadas al matrimonio, que tiene otras dos hijas, paga una obra social prepaga que cubrió los tratamientos pero no algunos traslados, hospedajes y otros gastos que la familia afrontó con la colaboración de los malargüinos, organizaciones intermedias y el gobierno municipal.

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