sábado, diciembre 27, 2025
InicioNOTICIASThiago Balenzuela: una historia de inclusión, perseverancia y amor que transformó la...

Thiago Balenzuela: una historia de inclusión, perseverancia y amor que transformó la escuela en oportunidad

CONDOR pc 01

Thiago Balenzuela tiene síndrome de Asperger y logró finalizar la escuela secundaria en la Escuela Nº 4-138 “Aborigen Americano”. Su madre, Claudia Muñoz, reconstruye un recorrido marcado por el acompañamiento, las terapias y docentes que dejaron huella desde el jardín de infantes.

La imagen tiene un atributo ALT vacío; su nombre de archivo es Generated-Image-August-31-2025-4_15PM-1024x256.jpeg

La historia de Thiago Balenzuela no es solo la de un joven que terminó la escuela secundaria. Es la historia de una familia que decidió no rendirse, de docentes que eligieron acompañar y de un recorrido educativo que, con tropiezos y avances, demostró que la inclusión real puede transformar vidas. Con síndrome de Asperger, Thiago logró finalizar sus estudios en la Escuela Nº 4-138 “Aborigen Americano”, coronando un camino que comenzó mucho antes, cuando aún era un niño pequeño.

En ese camino, el acompañamiento familiar fue permanente. Thiago es hijo de Enrique Balenzuela y Claudia Muñoz y hermano de Aitana, una niña de 7 años que creció acompañando su recorrido y compartiendo, desde pequeña, un entorno donde la inclusión y la convivencia con la discapacidad formaron parte de la vida cotidiana.

Thiago tiene casi 18 años y fue diagnosticado a los 4. Su madre, Claudia Muñoz, recuerda aquellos primeros años con una mezcla de dolor y gratitud. “Desde el día uno fue bastante complicado. Desde los tres años que empezó la escolaridad nos costó muchísimo encontrar un lugar donde él se sintiera contenido y donde nosotros, como padres, también nos sintiéramos acompañados”, expresó.

WhatsApp Image 2025 12 23 at 12.54.17 PM

Familia de Thiago en la Fiesta de Egresados Promoción 2025

La imagen tiene un atributo ALT vacío; su nombre de archivo es bloque-2.jpg

La etapa del jardín de infantes fue decisiva. Claudia no duda en señalar que allí se produjo uno de los momentos más importantes de toda la trayectoria escolar de su hijo. “En el jardín fue donde más luché, pero también donde me encontré con una docente que me apoyó y me acompañó de una manera increíble”, recordó. Esa docente fue clave para que la familia pudiera llegar al diagnóstico. “Gracias a ella logramos ponerle nombre a lo que le pasaba a Thiago. Ese diagnóstico a los cuatro años cambió todo”, afirmó.

“El diagnóstico fue un antes y un después”, explicó Claudia. “Gracias a eso pudimos empezar con las terapias, con el acompañamiento que él necesitaba para mejorar su calidad de vida”. A partir de allí, Thiago inició una trayectoria escolar con integración y docente de apoyo, gestionada de manera privada a través de la obra social, algo que sostuvo durante toda la primaria. “La Escuela Maurín Navarro, fue parte fundamental de este camino”, expresó Claudia. “Durante cinco años acompañaron a Thiago, sosteniendo su proceso de inclusión educativa con amor, profesionalismo y una entrega inmensa que nunca voy a olvidar”.

La escuela primaria Nº 1-668 Maestro Luis Emilio León ocupó un lugar central en ese proceso. “Nos ayudaron muchísimo. Los docentes siempre estuvieron, siempre acompañaron”, relató su madre. Thiago cursó con reducción horaria y no asistía a todas las materias. “No iba a educación física, música ni arte porque no lo soportaba. Solo iba a matemática, lengua y ambiente. Aun así, logró terminar la primaria y eso fue enorme para nosotros”, expresó.

La imagen tiene un atributo ALT vacío; su nombre de archivo es Bloque-3.png

Cada etapa implicó nuevos desafíos. “Cuando terminó la primaria apareció la gran pregunta: ¿y ahora qué hacemos?”, recordó Claudia. Sabían que la secundaria implicaba un cambio profundo, no solo académico, sino emocional y social. “Ya no podía tener una docente dentro del aula, pero sí necesitaba apoyo desde la escuela”, explicó.

La elección de la Escuela Nº 4-138 “Aborigen Americano” marcó un punto de inflexión. “Nos recomendaron la escuela y decidimos probar”, contó. Los primeros años fueron complejos. “Fue todo junto: la adolescencia, el cambio de escuela, nuevas exigencias, el nacimiento de su hermana. Nos costó muchísimo”, relató.

A pesar de las dificultades iniciales, el acompañamiento institucional fue constante. “Siempre hubo comunicación. Las docentes nos decían qué necesitaba Thiago y nosotros respondíamos. Nunca nos sentimos solos”, destacó Claudia, quien valoró especialmente el rol del equipo directivo, los docentes, los preceptores, los celadores y el gabinete escolar.

La integración social no fue inmediata, pero llegó. “Recién en tercer año Thiago empezó a integrarse al grupo. Empezó a salir, a juntarse a comer pizza, a hacer cosas que nunca había hecho”, contó su madre, emocionada. Ese proceso le permitió ganar confianza y autonomía.

NUEVA DUO

Thiago participó activamente de la vida escolar. “Bailó en los actos, fue a la fiesta de egresados, desfiló y se animó a ser rey de los estudiantes en dos oportunidades”, relató Claudia. “Él se animó, y nosotros lo acompañamos en cada una de esas decisiones”.

Desde el primer día, la familia tomó una postura clara frente al diagnóstico. “Yo decidí que no me iba a caer, que no me iba a poner a llorar, que me iba a ocupar. Mi hijo tenía que ser una persona más, con derechos”, afirmó. Cuando sintió que esos derechos no se respetaban, actuó. “Fui, hablé y me escucharon”, aseguró.

Hoy, Thiago se prepara para una nueva etapa vinculada a la capacitación laboral. “Vamos a probar mecánica y gastronomía. Él es fanático de los autos, no habla de otra cosa”, contó Claudia. Además, participa en actividades deportivas y recreativas que fortalecen su autonomía y autoestima.

“Si hoy miro para atrás, puedo decirme a mí misma que lo logré”, reflexiona Claudia Muñoz con la voz quebrada. “Hicimos todo lo que nos propusimos por nuestro hijo». Thiago terminó la escuela, es feliz y eso para mí lo es todo”. La emoción la invade al cerrar este recorrido, consciente de que cada paso valió la pena y de que el camino, aunque difícil, estuvo guiado siempre por el amor.

La historia de Thiago Balenzuela es un testimonio vivo de que la inclusión no se declama, se construye. Con acompañamiento, empatía y compromiso, los caminos se abren y los logros llegan, incluso cuando el recorrido es más largo y desafiante.

Fuente: Entrevista a Claudia Muñoz, madre de Thiago Balenzuela.

Despensa Rene
wsp boton 1

RELACIONADAS
Publicidad

Academia Fútbol Club se prepara para presentar su sexta división en Chile.

0
A pocos días de haber finalizado la participación en los torneos organizados por la Liga Infantil y de divisiones inferiores de la Liga Independiente...

Empleados municipales se graduaron en la Tecnicatura en Recursos Humanos del Instituto San José

0
El Instituto Diocesano San José de Malargüe celebró el egreso de los primeros empleados municipales que finalizaron la Tecnicatura en Recursos Humanos, una propuesta...

Mendoza transfirió más de 20.000 millones a municipios mediante Homebanking Municipal

0
El Gobierno de Mendoza transfirió más de 20.000 millones a los municipios mediante el sistema Homebanking Municipal para garantizar el cierre financiero del año...

Qué montos recibirán docentes y celadores en 2026 según la DGE

0
La Dirección General de Escuelas anunció el pago de ítems no remunerativos para docentes y celadores en enero, febrero y abril de 2026. Qué...

“No estoy solo”: el mensaje del Padre Ramiro Sáenz tras el apoyo solidario.

0
Luego de que un video con un pedido solidario se viralizara en el mes de septiembre y llegara a distintos lugares, el Padre Ramiro...