Rodolfo Bianchi, Vicepresidente de la Cámara Argentina de Pequeños prestadores de Internet (CAPPI), entidad que nuclea a pequeños proveedores de internet de la República Argentina que trabajan por sus comunidades, buscan motorizar el sector y promover un crecimiento sustentable de la mano de nuevas tecnologías de la información, se refirió a la realidad del sector en el país y particularmente en Malargüe.
Al presentar la entidad expresó “no somos una multinacional que toma decisiones desde otro país. Somos prestadores pequeños como, por ejemplo, una farmacia de un pueblito que necesita internet, pero nadie lo lleva hasta allí. Entonces, el propietario para resolver su problema trae internet y le empieza a vender el servicio a los demás vecinos, no porque sea proveedor, sino porque trajo internet para resolver su problema y redistribuye el servicio”.
Luego graficó con otro ejemplo, en este caso de nuestro departamento, donde un actual prestador que tenía una empresa de reparación de celulares pone un servicio de internet para llevar el servicio a su comunidad.
Al analizar las dificultades que tiene los socios de la Cámara para desarrollarse enumeró la de conseguir un proveedor mayorista al que conectarse, en el interior del interior del país, a precio razonable.

“Esa es una disparidad muy grande que tenemos con los grandes prestadores. Ellos tienen redes enormes que van por todos lados y de esas redes se abastecen para distribuir Internet, es como si se compraran el servicio a ellos mismos” puntualizó Bianchi.
Luego acotó “otra problemática marcada que tenemos es la de la tecnología con la que llegamos al cliente. Acá hay una gran asimetría porque la mayoría, sino todos los prestadores de internet, comenzamos dando servicio por aire. Es decir, ponemos una antenita en nuestro nodo, otra antenita en la casa del cliente y a través del espectro radioeléctrico le dábamos el servicio de internet. El tema es que con los grandes avances que tiene internet, el ancho de banda que se necesita para llevarle al cliente es cada vez mayor y nos encontramos con que el espectro radioeléctrico está saturado y ya no da para enviar más ancho de banda. Al no poder dar más ancho de banda por aire, ya que se hace extremadamente caro, aparece la fibra óptica como alternativa”.

Hace años la fibra óptica era impensable para un pequeño prestador porque era muy cara. Sin embargo con el correr de los años esa tecnología se ha hecho más barata, incluso más que la tecnología aérea. Hoy en día cuesta, prácticamente, la mitad llevar el servicio por fibra óptica que por aire. Además, se puede llevar 10 veces mayor ancho de banda y no demanda tanto mantenimiento ni renovación de equipos constantemente.
Para llevar el servicio de fibra óptica hay tres opciones: La primera es usando postes en la vía pública. Los mismos que se usan para la telefonía, el alumbrado público, el cableado de televisión o la fibra óptica de algún proveedor que ya exista. La segunda alternativa es ir por las fachadas. Lo cual está descartado porque en nuestra zona las casas no están pegadas y las fachadas son irregulares. Queda válido solo para algunas ciudades europeas La tercera opción es el soterrado. Esto quiere decir el cable de fibra óptica que va enterrado bajo la vereda. Su alto costo hace dificultoso su desarrollo ya que se estima más de 10 veces más alto que el tendido por postes.
“Imagine que los pequeños proveedores no nos podemos arriesgar a hacer eso, mucho menos por las distancias enormes que hay que cubrir. En ciudades más grandes uno tiene 400 clientes en una manzana, aquí con suerte se puede llegar a 25. Particularmente, en Malargüe, la densidad poblacional de Malargüe es muy baja, da para brindar el servicio de fibra óptica, pero no para hacerlo de forma soterrada. Quizá sí para algunas manzanas céntricas que se quieran embellecer, pero para la mayoría de la ciudad y el departamento es casi imposible. Los costos son enormes para cualquier proveedor” añadió el representante de los pequeños proveedores de internet.

La lucha por los postes
Al preguntársele por qué, entonces, no pueden llegar con fibra óptima a los domicilios respondió: “El problema puntual que nos impide proveer fibra óptica es el monopolio del uso de los postes. Hay alguien que tiene el uso de los postes ya existentes para el tendido de datos. No se promueve la sana competencia. No se promueve la compartición de infraestructura”.
“Los postes que hay deberían servir a varios prestadores de internet, a la mayor cantidad posible. Mientras más opciones tenga el usuario puede elegir un mejor servicio y un precio más económico” señaló más adelante
La solución a esa dificultad, para él, es “aprobar el uso de los postes de alumbrado público o los de EDEMSA, pero, regulatoriamente, no se puede. Si el prestador intenta usarlo se va a encontrar con varios frenos. No frenos técnicos, sino políticos. El monopolio del posteo es una decisión política”.

En la mayoría de los países, para fomentar que el uso de internet avance, se dan los postes como infraestructura pasiva compartida.
En Colombia, por ejemplo, el mismo poste que lleva 13.000 voltios en la parte superior, abajo tiene electricidad domiciliaria y abajo todos los demás prestadores de telefonía, internet y televisión.
En San Pablo, Brasil, hasta 8 prestadores pueden conectarse sin problema en el mismo poste. A partir del noveno se evalúa si es conveniente, por la resistencia del poste o hasta por temas paisajísticos.

“Es muy difícil que se arme un monopolio o un oligopolio cuando hay 8 prestadores. Eso es lo que se fomenta. Más prestadores, más competencia, más opciones para el cliente. Prestadores que se adapten a la necesidad de los clientes. La señora que usa internet muy poco en su casa y solo para comunicarse con su familia, no necesita el mismo servicio que alguien que hace teletrabajo” graficó nuestro entrevistado.
Siendo un prestador del servicio en Colombia dijo que los pequeños prestadores pagan un canon a quien instaló el poste que ronda los 17 centavos dólar por poste, por mes.
“Eso es un precio razonable que se le paga a la empresa que colocó los postes. Es algo absolutamente viable y es un modelo a seguir. Es un muy buen negocio para el propietario de los postes, para el pequeño proveedor y para el cliente. Todos salen ganando” expresó en empresario sanrafaelino.
Para él, en la actualidad quien “más necesita internet es el que menos recursos tiene. Aquel que tiene un buen pasar y vive en la zona céntrica puede tener internet satelital, teléfono celular, teléfono fijo, etc. En cambio, aquel que vive en un barrio más popular, donde con suerte pasa la electricidad, puede acceder a todas estas cosas por medio de internet. Con un muy buen ancho de banda y una conexión estable de fibra óptica. Entonces, hay que fomentar que, a través de esos mismos postes, todos los barrios tengan acceso a mejor servicio y más opciones de proveedores”.

El caso Malargüe
“Respecto a lo que está pasando en Malargüe, también está pasando en todas partes donde hay un monopolio. Hay presiones de operadores eléctricos, de grupos empresarios. En todas las comunidades argentinas donde hay un monopolio, hay algún empresario presionando para que eso se mantenga” consignó Bianchi.
“Presionan al intendente, al gobernador, no dejan usar los postes a nadie y hacen un manejo de escases para cobrar lo que quieran, al precio que quieran. Incentivan el monopolio y el primer perjudicado es el usuario. Es el caso de lo que pasa en Malargüe, una situación mafiosa, si se quiere, no debería pasar. Hay alguien con intereses creados, que, por su propio beneficio, impide el desarrollo tecnológico que ayudaría a todos los malargüinos”.
