Por Fer Tau
Otra vez domingo, no sé si la monotonía de la cuareeterna está aletargando a nuestras fuentes, así que esta semana tenemos que frotar la lámpara mágica para tener material para compartir con ustedes.
¡Noviembre!
No sabemos si es una buena noticia, estamos en noviembre, se nos pasa el año. Se dé oportunistas que están tratando de hacer algún negocio o algo que genere un billete. El otro día me pareció ver un aviso de alguien que vendía almanaques y agendas 2020 con casi nada de uso.
El tema que cuando escribimos la fecha por cualquier circunstancia, ya ponemos mes once, o sea noviembre, entonces nos deja al menos un par de certezas. Nos comimos la curva del Covid, nos fuimos al pasto y los que manejan el timón del país miran para otro lado, silbando bajito, deseando que no se note la cantidad de pifias que se han tenido desde el 19 de marzo.
Lo feo es que nos damos cuenta cuánto están errando y cuándo se nota, en vez de aceptar haberse equivocado, le echan la culpa a la contra. Nunca un yerro propio, siempre fue el otro y así nunca vamos a salir adelante si no somos responsables de nuestros errores.

La otra certeza es que el año 2020 nos llevó puestos a todos, algunos más heridos que otros, consolarnos con las palabras que se habían puesto de moda apenas apareció la pandemia como resiliencia, crisis (como oportunidad, como herramienta de cambio), distanciamiento social, barbijo y alcohol en gel.
La nueva normalidad está más vigente que nunca, de nosotros depende disfrutarla con lo que hay, es lo que tenemos y la tenemos que cuidar porque podría ser más complicado aún.

Maratón nocturna
En Malargüe hay dos clases de personas: los que esperan todo el año que llegue la fecha de la maratón nocturna y los que se enteran que esa noche se corre simplemente porque se encuentra con todas las calles cortadas y es complicado llegar en vehículo de un lugar a otro de la ciudad de Malargüe. En Roca0 pertenecemos a este último grupo. Un poco por despistados y otro porque con el paso de los años hemos dejado de hacer deportes.
Este “finde” termina el plazo de inscripción para participar, una pena no haberle prestado atención a esta fecha antes, nos dormimos un mes antes de la carrera.
Desde nuestra oficina ubicada en El Reloj, vamos a mover nuestras influencias para que nos permitan inscribirnos fuera de termino. No sabemos si ir a Malargüe a correr o hacerlo de manera virtual desde Los Molles, donde la cuareeterna me tiene confinado. Me gusta la modalidad virtual, ya que esta actividad, un clásico malargüino, está evolucionando, esta vez con las limitaciones que imponen los protocolos de Covid-19. Mi categoría en esta participación es la de 5Km. Mi objetivo es llegar a la meta y que no me pase la tortuga de la fábula contra la liebre en mi recorrido.

La gente ya no se viste.
Algo está pasando en la industria de la indumentaria, las ventas han caído en picada en los últimos meses.
La cuarentena obligatoria en un principio no permitió que los locales comerciales abran sus puertas, una vez que se pudo atender al público, los comerciantes notaron que las ventas bajaron considerablemente, entonces uno se pone a pensar y elucubrar que está pasando, porque si bien hay poco dinero para gastar, la gente se tiene que vestir. Es ahí donde salió una teoría doliniana para comprender y explicar que está ocurriendo.

Alejandro Dolina, desde su primer libro, “Crónicas del Ángel gris” publicado en 1988. En esa publicación se rescatan leyendas y fantasías urbanas de la época en que se jugaba en la vereda, no existía el celular y con poco se poda vivir. Este es el libro recomendado de la semana.
Con respecto a esta nueva leyenda urbana que ni la llorona ni el futre se van a atrever a desmentir, la cuestión es que se cree que se armó una cofradía secreta, que es el motivo de todos los males que afectan la venta de indumentaria. Esta gente, que según dicen los integrantes de este grupo selecto y para pertenecer al mismo, se necesita como principal requisito, un test de PCR. Esta cofradía en principio, solo funciona en temporada de verano, los más acérrimos defensores de esta agrupación están tratando de adaptar sus necesidades para poder continuar en invierno. Y la están pasando bien, entre el calor, el sol que nos baña con Vitamina D más una dieta adecuada, desarrollan en paz su actividad.

Se ha sabido que se formaron cuadrillas equipadas con drones, hackers con la misión de rastrear en las redes la existencia de la cofradía secreta. Un soplón, que luego se desdijo de su declaración, afirmo que la admisión de los miembros no discrimina ni sexo ni credo, solo ser mayor de edad y una pequeña comisión administrativa tiene la potestad de discernir si se es admitido o no.
También se ha sabido que la cofradía realizó un simulacro de constituirse en la orilla norte de la laguna de Valle Hermoso durante el verano pasado, rumor que no pudo ser confirmado.

Muchas cosas han cambiado con el Covid-19, tantas cosas no van a volver y algunas nuevas costumbres llegaron para quedarse. Los nuevos hábitos también son nuevos hábitos, ninguna copia a modas o costumbres pasadas. Me atrevo a decirles y ayudarles en caso de terminar de descifrar el por qué la gente compra menos ropa.
Cuando usted, sr. lector pase fuera de temporada por La Laguna de La Niña Encantada, Las Termas Del Cajón, Valle Hermoso o algún otro destino lejano del centro de Malargüe y notemos al ir llegando, que el lugar está vacío, no es así. Nos hacen creer eso para que sigamos de largo y ni nos detengamos en ese lugar. Es una pantalla que nos pone la cofradía para poder reunirse en secreto y en paz, departiendo temas varios, como se puede conversar en cualquier café o en cualquier club.

Lo preocupante es que la cantidad de participantes de la cofradía va en aumento, esto va a hacer que las tiendas de indumentaria reconsideren continuar o en cambiar de rubro, ya que el fin en sí de la cofradía es ser un club nudista, hecho y derecho.
Cualquier similitud de los hechos de este relato de ficción con la realidad es pura coincidencia.
