Este viernes se conoció por redes sociales un reclamo genuino de los puesteros de la zona de la junta de los ríos Salado y Atuel a la Subdelegación de Aguas del Río Atuel de General Alvear del Departamento General de Irrigación.
Durante las jornadas del día jueves 26 y viernes 27 se pudo observar maquinaria y operarios de aquella subdelegación de General Alvear colocando caños de PVC con el objeto de restringir el ingreso de agua a los puestos de la zona.
El reclamo de los puesteros se hace sentir por otros medios ya que aducen que no son atendidos por los funcionarios del vecino departamento.


Algunas frases escuchadas de los vecinos son estas:
“Intentar limitar el agua del Río para el consumo del puestero es una barbaridad, va en contra de los derechos esenciales de las personas”
“Estos puestos tienen por lo menos cuatro o cinco generaciones de existencia, por lo que negarnos el acceso al agua nos parece una barbaridad”.
“Esta gente de General Alvear ya nos quitaron la posibilidad de desarrollar nuestro departamento y ahora pretenden hacer lo mismo con nuestra agua”.

La comunidad malargüina se hizo eco de esta situación, solidarizándose con los habitantes de la zona, máxime sabiendo que son medios de comunicación, funcionarios y empleados del departamento de General Alvear quienes están detrás de todas estas acciones que perjudican en forma directa la vida de nuestros puesteros.
Esta acción de General Alvear no es nueva para con nuestra zona, dicen los vecinos. El haber dejado sin ingreso de agua a Laguna Blanca, hasta producir el vacío total de ese espejo de agua ubicado en la zona noroeste de nuestro departamento, o no permitir regar los árboles ubicados en el costado de la ruta 40 antes del ingreso a El Sosneado que hoy están totalmente secos, constituyendo un verdadero peligro para los transeúntes son algunas de las acciones concretadas por los “defensores del agua” que, aparentemente, solo tiene como objetivo dejar sin el líquido elementos a los malargüinos y sanrafaelinos de El Sosneado para solo consumirla en las fincas alvearenses que siguen sin tecnificarse, regando a manto grandes extensiones de tierras hoy inviables, a raíz del escaso precio de la producción frutícola y vínica.
