Por Prof. Francisco Parada. 15 de Octubre de 2019
Este domingo 29 de setiembre la mayoría del electorado malargüino eligió como intendente de nuestro departamento, por los próximos cuatro años, a Juan Manuel Ojeda. Una victoria del candidato de Cambia Mendoza que para muchos fue una sorpresa, aunque quienes trabajaron en su campaña ya aseguraban un triunfo del joven postulante.
Esta elección tiene algunas particularidades que la hacen distinta y que en la historia dela política malargüina marcaun antecedente muy interesante. Desde ya podemos decir que a partir de la elección de Ojeda se presenta una curiosidad: la de que probablemente sea el intendente más joven de Malargüe (elegido democráticamente) y que recibirá el mandato del intendente más viejo de nuestra historia departamental, Don Jorge Vergara Martínez. Pero más allá de esta curiosidad que puede ser o no ser (hay que recurrir a los datos históricos para confirmarlo) hay otros datos que nos parecen más relevantes para analizar.
Lo primero que nos enseñan estas elecciones, es que las llamadas PASO, son una encuesta no siempre determinante de las elecciones definitivas. Segundo, de que el hombre sigue siendo un ser misteriosamente impredecible para politólogos o sociólogos que suelen arriesgar con el futuro. La libertad es y será ese gran misterio que le da sorpresa al actuar humano.
Considero que Juan Manuel Ojeda está abriendo las puertas de una nueva etapa en el modo de hacer política en Malargüe. Pues ha sido un joven candidato que rompió con varios esquemas.
Ha demostrado de que es posible llegar a la intendencia enfrentando a las tradicionales estructuras de poder que son los partidos políticos; pues resultó electo en las PASO enfrentando sin recursos a su propio Frente que contaba con el apoyo de todo el aparato oficial. Después ganó las generales con muy pocos medios y sin la bendición del intendente actual y caudillo histórico de su partido.
Otra particularidad es que su campaña no contó con un aparato publicitario de excesiva abundancia en medios de comunicación tradicionales o afiches callejeros (hubo lo justo y necesario). Su fuerza estuvo en las redes sociales y en un trabajo cotidiano de encontrar soluciones a las demandas ciudadanas desde su banca de concejal (a la que prácticamente no abandonó durante su tiempo de campaña) y en una tarea personal de él y de su equipo de visitar a los hogares malargüinos.También resulta llamativo que Juan Manuel supo ganarse al electorado, teniendo incluso en contra la imagen negativa de la gestión municipal actual que lidera su propio Frente.
Digo que Ojeda está abriendo las puertas de una nueva etapa de la política malargüina porque la ciudadanía le respondió con el sufragio, demostrando que ya no quiere los viejos paradigmas políticos de candidatos compra-votos o de caudillos que desde su sitio de poder nombran dedocráticamentea los sucesores. Y de esto deben tomar notas esos dirigentes que por tantos años han liderado la política local resistiendo de retirarse definitivamente a su vida privada.
Un análisis muy particular tiene que hacer el radicalismo local, que desde que volvió la democracia (hace más de treinta años) no supo generar un nuevo líder que reemplazara a Jorge Vergara Martínez. Ojeda es el nuevo líder hoy; y lo ha logrado a pesar de las trabas puestas por el mismo radicalismo. Y el caso de Don Jorge Vergara, con todo el respeto que se merece: por su honestidad, por los aportes que hizo para el bien de Malargüe y demás, es hora de que se retire de la política pública; y queal menos su partido (y yo diría que la sociedad malargüina en general) le haga un homenaje de despedida, a quién ha sido hasta aquí el intendente más veces elegido de nuestra joven historia local.
Ahora bien… ¿Quiénes votaron a Ojeda para ganar con tanta holgura? Es un tema difícil de saberlo objetivamente y solo hacemos conjeturas. En lo personal, creo que hay que sumar los votos que en las PASO fueron para Glatigny y Bunsters, por un lado. También las de un porcentaje de votantes que no acudió a las elecciones de junio y ahora sí lo hizo y se inclinó por Juan Manuel. Tampoco hay que olvidar los candidatos a gobernadores, quienes impactaron en el electorado local, jugando en general, a favor del Frente Cambiemos; tanto Suárez como la impresentable Sagasti lo hicieron a su modo.
Al mirar los números y compararlos con los de las PASO, se observa que José Barro obtuvo unos 6.000 votos en primera instancia, a los que ahora solo pudo sumar unos 1.300 que quizás muchos vienen del justicialismo que había votado a Jaque. Por lo tanto, hay un caudal de votos decisivos del elector independiente, los que posiblemente, muchos habían optado por Celso Jaque en junio porque lo veían como el más capacitado para conducir el departamento, pero en ningún caso son votos cautivos del ex gobernador. Creer que todos los votos que sacó Jaque en las PASO irían a parar donde él lo ordenase¡es subestimar a los electores!
Al hacer estas observaciones, podemos concluir que las elecciones las deciden, en la actualidad, aquellos votantes independientes, de gran discernimiento y de voto pensado. Votantes que más que estructuras y gestiones de turno observan a los candidatos, las propuestas y los valores. Es un electorado dinámico, que no se identifica con un partido, que no asiste a los cierres de campaña, que no abraza a su candidato para la foto, que las redes sociales son su gran medio de información, pero no canta en ellas su voto, en definitiva, es un elector que ya no responde a la vieja política. Y en buena hora este elector también reside en la zona rural.
Por lo tanto, Juan Manuel Ojeda se encuentra frente a varios desafíos: el primero es el de gobernar Malargüe con los principales lineamientos y proyectos que planteó en su campaña. Segundo, generar escuela de jóvenes líderes políticos para estas nuevas épocas y, sobre todo, tener muy claro que los votos que hoy lo eligieron para intendente no le pertenecen a su persona, sino a ese electorado volátil y dinámico que mañana sabrá premiar, confiar o castigaren las urnas. Como siempre… El tiempo lo dirá.






