El intento de magnicidio del que fue víctima Cristina Fernández de Kirchner sigue siendo noticia, pero con algo de la información que surge del caso hay varias dudas y conclusiones que surgen. En concreto se pueden plantear 5 puntos clave.
Evidentemente dada la gravedad de lo sucedido la palabra del presidente era obvia y necesaria. Una decisión inesperada y su opinión sobre “las culpas” generaron contradicción y críticas.
Declarar feriado nacional el viernes 2 para facilitar la concurrencia a una marcha en repudio al atentado lució inconveniente y cuyo enfoque no abarca a la totalidad de los ciudadanos argentinos.
Referirse a la oposición, medios de comunicación y a la Justicia como actores claves del grave hecho, fue errado, de incomprensible torpeza y lució como expresión profundizadora e innecesaria de la grieta.


La actuación de la custodia de la vicepresidenta
La vicepresidente está custodiada por la Policía Federal. En paralelo, una especie de guardia pretoriana de militantes de La Cámpora la acompañan y actúan como un anillo circunvalatorio que la protege. Dada su alta exposición pública y voluntad propia de acercarse a los partidarios que la aguardan y arropan con cercanía y sin atisbo de precaución.
A pesar de este doble círculo de protección, inexplicablemente el agresor se aproximó a una distancia donde prácticamente apoyó el arma sobre su cabeza. Ciertamente la custodia profesional no estuvo al nivel de lo requerido y la complementaria de los camporistas tampoco fue suficiente.
Tema de indudable revisión y perfeccionamiento. Es importante mencionar que hay antecedentes que demuestran que no es fácil, en muchos casos y en diferentes países, llegar a una custodia 100% efectiva. Recordemos el atentado donde fue baleado desde corta distancia el presidente de EEUU, Ronald Reagan y también el que sufrió Raúl Alfonsín durante un acto de campaña en el año 1991. Incluso la Guardia Suiza que custodia a los Papas sufrió vulneraciones y Juan Pablo II fue baleado.


¿Fue un hecho aislado?
Todo indica que la tentativa fue llevada a cabo por una persona aislada, quizá de personalidad alterada y con perspectiva de odio y posiciones extremas.
Esta teoría debe confirmarse e igualmente descartar si fue inducida, en ese caso por qué y por quién o quiénes.
Las consecuencias del atentado.
Ciertamente Cristina fue víctima de tentativa de homicidio. Esto es de extrema gravedad, indiscutible, inadmisible y condenable.
Ello no obsta que los procesos judiciales en las que está involucrada, se vean afectados o intentados obviar. En nuestra democracia republicana, la última palabra al respecto continúa en el exclusivo ámbito judicial.

La paradoja de las vallas y Rodríguez Larreta
Lo sucedido en las últimas semanas alrededor del departamento de Recoleta donde vive Cristina engloba una curiosa paradoja: Horacio Rodríguez Larreta fue criticado por propios y ajenos por vallar la zona. Desde el Pro lo cuestionaron por sacarlas y ceder. Desde el kirchnerismo por “generar violencia”.
Lo curioso es que si las vallas hubieran estado, el atentado no se podría haber ejecutado. Las vallas finalmente en vez de ser un elemento para “agitar”, servían para proteger a la vicepresidente. Incluso el jefe de Gobierno porteño también recibió un “favor” indirecto de parte del juez Gallardo, quien encomendó la custodia del lugar a la Policía Federal, que falló de manera brutal.
Fuente: Mdzol.
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