
Felipe Benítez, radicado desde hace muchos años en Comodoro Rivadavia, como lo hace periódicamente visitó una vez más nuestra ciudad para encontrarse con familiares y amigos.

Por Eduardo Julio Caston
Desde Ser y Hacer de Malargüe tuvimos la oportunidad de dialogar unos minutos en la casa de su hermana Norma, donde nos contó parte de su rica trayectoria deportiva en el pedestrismo.
¿Cómo comenzó su inclinación por correr? fue la primera pregunta. Felipe estudiaba en la Escuela Técnica Minera y el comienzo de la semana del estudiante estaba marcado por la traída de la antorcha. Quise participar y llegué tarde. En ese instante, Santiago Elí me recomendó anotarme en la Maratón Estudiantil. Ese fue el debut. Después empezamos a viajar a General Alvear para intervenir en la prueba que organizaba la Escuela de Agricultura. Viajábamos en un colectivo gris que tenía el colegio y tuve la suerte de ganarla dos veces.
A partir de ahí, el tiempo de Benítez se fue en lo deportivo, combinando en diagramar y competir. Tuve el gran apoyo de vecinos a los que nunca voy a olvidar y estaré eternamente agradecido. Seferino Lagos, Alfredo Sañudo, el Dr. Riveira, Plácido Pacho Jaque, Manuel «Flecha» Godoy, Jorge Sandoval y Marcelino «Tito» Fernández, entre otros. Una de las anécdotas que contó Felipe fue que se propuso unir El Sosneado con la ciudad de Malargüe como posta. Yo hice los 51 kilómetros y mis colaboradores 12 kilómetros cada uno. Creo que fue en el 1.978 y demoré entre 3 y 4 horas, comentó.

Además de la Maratón de Malargüe, otros escenarios lo vieron correr y ganar, como en San Rafael, Tunuyán, del Petróleo y Vendimia, en la capital provincial.
Sus excelentes resultados, porque figuraba en los primeros lugares, le permitieron dar el gran salto y correr en el Fiestas Mayas, en Buenos Aires, con unos 1.500 atletas. Llegué en el 29º lugar en mi categoría, mezclándome con el colombiano Víctor Mora y el mendocino Alfredo Maravilla, con los que estuve a punto de sumarme al equipo Pes Carmona de nuestra provincia.
Podría haber sido una de las primeras preguntas, pero no fue así. ¿Quién te apodó el Choique Malagüino? Fue un locutor de Radio Malargüe que se llamó Rivas Paz. Se dio cuando yo visitaba la emisora para conversar con el Bochín Brega y Ricardo Farías. Otro que tuvo elogios para mí fue el profesor de Educación Física de apellido Álvarez. Su análisis era que ganaba trotando.

Entre los que observaban su crecimiento deportivo, Felipe mencionó al profesor Raúl Rodríguez en los tiempos de estudiante de Educación Física en la ciudad de Mendoza. Para una maratón Vendimia me facilitó estar unos días antes de la prueba para aclimatarme y perfeccionar mi estilo.
Sumó a otras dos personas, en este caso ligadas al entonces YPF, como Eusebio Guiñes y otro hombre de apellido Mattioli. También memorizó que estuvieron a su lado para llevar el nombre de Malargüe muy lejos.
Felipe Benítez tiene 71 años, nació el primero de mayo de 1954 y es padre de cinco hijos, tres mujeres y dos varones. El único que se acercó a la práctica del atletismo fue el menor, Felipe Jonás, de 14 años, nos comentó.
El «Choique Malagüino» por ahora sigue volando entre Mendoza y Chubut, pero un día preparará el tren de aterrizaje para quedarse a vivir en su Malargüe.


