
La frase que titula esta nota la hemos escuchado varias veces y en esta ocasión se la dijo a Ser y Hacer de Malargüe el profesor de Educación Física Carlos Saavedra en las instalaciones del Polideportivo Municipal, mientras preparaba a sus alumnos de la Escuela Teniente General Rufino Ortega para competir en la Semana Estudiantil Primaria.
Por Eduardo Julio Caston

El docente estaba refiriéndose a Mateo Martínez, de 12 años, alumno de séptimo grado, que se encontraba alistándose para jugar al vóley y que minutos antes había estado alentando a sus compañeras.
Mateo nació sin el peroné de su pierna derecha. Usa muletas para caminar, pero no para practicar deportes. Desde la tribuna, su mamá, Micaela Suárez, nos atendió amablemente. “Desde los cinco meses de edad mi hijo viene siendo sometido a una serie de intervenciones quirúrgicas para mejorar su calidad de vida.
La última operación fue de rodilla, porque no tiene ligamentos. Se le adhieren unos tutores para ir regulando el movimiento”, explicó. Micaela destacó que Mateo, quien tiene dos hermanos —una nena y un varón—, es un apasionado del deporte. “Alguna vez practicó judo, actualmente se dedica al hockey y sueña con ser periodista deportivo”, contó. El próximo paso como estudiante será el Instituto Secundario Malargüe (ISMA).

De sus habilidades para jugar al vóley, fuimos testigos unos minutos, permítanme aceptar que salta como si tuviera unos resortes en sus piernas.
Antes de despedirnos le preguntamos si coincidía con lo expresado por el profesor Saavedra. La respuesta fue inmediata:
—Totalmente. Nosotros nunca tuvimos problemas. Además, Mateo es muy sociable, muy amiguero.



