
El escultor malargüino Pablo “Chiqui” García se encuentra participando en la vigésima edición de Contemporary Istanbul, una de las ferias de arte contemporáneo más reconocidas del mundo. Su presencia en este encuentro internacional destaca la trayectoria de un creador que, desde sus raíces en Malargüe, logró consolidar un estilo propio con proyección global.


En esta oportunidad, García presenta Planta, una escultura realizada con 500 piezas de cerámica gres, moldeadas a mano y cocidas a 1250 grados. La obra tiene un valor estimado en 15 mil dólares y se caracteriza por su dinamismo: las piezas que la componen pueden retirarse y volver a colocarse, generando movimiento con el viento cuando se emplaza en exteriores. La base, en tanto, es una piedra extraída por el propio artista de una minera de oro y cobre, lo que aporta un simbolismo ligado a la tierra y los orígenes.
Autodidacta y con 46 años, Pablo García no terminó la escuela secundaria, pero encontró en el arte un camino de vida. Su obra está marcada por las vivencias de su niñez en el campo malargüino, donde la naturaleza y la vida rural dejaron una huella profunda que todavía hoy se percibe en su producción. Actualmente reparte su vida entre Zúrich, Lima y Mendoza.
La cosmovisión indígena también ocupa un lugar fundamental en su proceso creativo. El escultor reconoce la influencia de la comunidad Shipibo, pueblo amazónico de Perú, donde tuvo contacto con rituales y prácticas ancestrales que lo acercaron a nuevas formas de entender la espiritualidad. “No he buscado el impacto fácil ni el amarillismo. Me interesa la belleza como principio vital, vinculada a los preceptos de Platón y al bienestar”, señaló en diálogo con La Nación.

Con 25 años de trayectoria, García inició su exploración con la cerámica en 1999. Desde entonces, realizó exposiciones individuales y colectivas en América Latina y Europa, y participó en residencias artísticas en países como Colombia, Bolivia y Suiza. Su trabajo se expandió también al diseño de vajilla para restaurantes de alta gama, donde combina funcionalidad y arte.
La galería Revolver, con sede en Nueva York y Lima, lo convocó para esta edición de Contemporary Istanbul, destacando que su obra “representa una mirada latinoamericana que dialoga con lo global desde la experimentación, la materialidad y la memoria cultural”.

Desde Malargüe hasta Estambul, la obra de Pablo García se convierte en un puente entre culturas. En un cruce de continentes, su arte propone un idioma universal: la belleza. Una creación que surge de la tierra mendocina y se expande hacia el mundo como símbolo de identidad y proyección internacional.
Fuente: Diario La Nación – Autora: Marina Oybin

