
Aureliano “Bototo” Mansilla, reconocido vecino de Malargüe, relató que estuvo más de 35 horas detenido e incomunicado tras un allanamiento policial por una bicicleta. Denunció que el procedimiento fue injustificado y anticipó acciones legales.

Aureliano “Bototo” Mansilla, reconocido vecino de Malargüe y propietario de un taller de bicicletas, relató la difícil experiencia que atravesó tras ser detenido e incomunicado durante más de 35 horas, en el marco de un procedimiento policial vinculado a una bicicleta denunciada como robada. Según su testimonio, el operativo se habría realizado sin mostrarle orden de allanamiento y sin permitirle comunicación con su familia. El hecho se produjo en el mismo período en que se desarrollaban 34 allanamientos en la ciudad.
En diálogo con este medio, Mansilla explicó: “Me llevaron detenido cerca de las 9am, me tuvieron casi 36 horas incomunicado, porque no me dejaron ni siquiera hacer una llamada. Solo dejaron entrar a mi hermana por la tarde un ratito y nada más”. El comerciante aseguró que la situación lo afectó profundamente y que se trató de un hecho “muy amargo y triste” para él y su familia.
El procedimiento ocurrió el pasado miércoles 1 de octubre en la mañana, cuando personal policial se presentó en su domicilio para allanar el lugar. “No me mostraron ninguna orden de allanamiento, sí me hicieron firmar unos papeles que no supe qué eran en ese momento. Rodearon mi casa como si fuera un delincuente, cuando todos saben que trabajo y ayudo a la comunidad”, señaló Mansilla.

Durante el allanamiento, los agentes se llevaron una bicicleta que, según explicaron, tenía denuncia de robo. Sin embargo, con el correr de las horas se comprobó que el rodado pertenecía a un cliente que había comprado el producto en un comercio de electrodomésticos, aún en proceso de pago. La dueña que había denunciado la sustracción reconoció posteriormente que la bicicleta no era suya.
Pese a esta aclaración, Mansilla permaneció detenido en un calabozo casi 38 horas. “La doctora Jiménez me dijo que no correspondía que me tuvieran tanto tiempo detenido e incomunicado. Yo no cometí ningún delito, solo trabajo reparando bicicletas y no puedo preguntarle a cada cliente de dónde sacó la suya”, manifestó.
El comerciante también describió las condiciones de encierro: “No se lo deseo a nadie. Es frío, no hay ventana, estás encerrado como si fueras un delincuente. Tenés que pedir por favor para ir al baño y a veces te hacen esperar 20 minutos”.
Actualmente, Mansilla recuperó su libertad y volvió a trabajar en su taller. Sin embargo, confirmó que junto a su abogada Cristina Jiménez iniciará acciones legales: “Esto no va a quedar así. Me han ensuciado mi imagen y la de mi familia. Vamos a seguir hasta las últimas consecuencias para que se sepa la verdad”.
El caso abrió un debate en la comunidad local sobre los procedimientos policiales y judiciales, y sobre el impacto que tienen en la vida de personas sin antecedentes que se ven involucradas en investigaciones preventivas.



