
El gimnasio y el ring son su segunda casa.

Por Eduardo Julio Castón.
Hoy junto a su amigo y compañero de noches históricas del boxeo nacional, Jonathan Barros, ambos alumnos del Pablo «Relampago» Chacón, transmiten conocimiento a más de 200 niños y jóvenes con una idea fundamentalmente recreativa.
Se trabaja de lunes a sábado, a la mañana y en la tarde. Todo eso sucede eN las instalaciones del Club Gimnasia y Esgrima de la ciudad de Mendoza. Casi que no hay descanso, pero la satisfacción y los resultados que se logran es la mejor recompensa.
Hoy, el «Coton», como cariñosamente se lo conoce y se lo nombra, tiene 42 años, hace cuatro que se retiró de la actividad profesional. Muchos años han pasado desde que el deportista oriundo del barrio Virgen del Carmen empezó a dar sus primeros pasos, a tener la guardia levantada y castigar al adversario en la parte baja para que entrara en acción el tercer protagonista de la pelea y la cuenta llegara a diez y decretara el triunfo del malargüino. Y no solo eso, sino también la corona mundial de la categoría.

En el final de su carrera vinieron tiempos difíciles. «Fueron por lo menos tres años», las propias palabras de Reveco. Algún fallo que lo perjudicó, una lesión que tardó en sanar, dar el peso o alguien que le dió la espalda. Pero no reniega, al contrario, disfruta lo que está haciendo.
Reveco estuvo en Malargüe el pasado viernes participando del Festival de Box realizado en el Polideportivo Municipal, acompañando a uno de sus principales pupilos, Tomás Romero. Y Ser y Hacer de Malargue pudo dialogar con él en los camarines gracias a la compañía de su padrino Andrés Nieto.
Su presencia no pasó inadvertida; Subió al cuadrilátero dos veces, cuando secundó a su pupilo y después, antes de que se iniciara otro combate, uno de los tantos que se habían programado. Creo que faltó algo por los antecedentes de Cotón. Un detalle para tener en cuenta. No siempre se llega tan lejos y se regresa al pago con los guantes cargados de humildad y enseñanza para los que vienen pidiendo pista, digo, para emular al gran campeón.



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