
Unos videos filmados con un dron subacuático revelaron, como pocas veces, el interior de la Laguna de la Niña Encantada: un fondo con tonalidades rojizas que generó sorpresa en redes y volvió a poner en agenda a este clásico del sur mendocino.

Las imágenes fueron compartidas por Buceo Aconcagua en Instagram y registradas con un ROV, un vehículo operado remotamente que permite explorar bajo el agua sin interferir con la fauna ni alterar el ambiente. En el posteo, el equipo describió la experiencia como una forma de conectar con lo que normalmente no se ve.
La Laguna de la Niña Encantada es un espejo de agua circular de alrededor de 80 metros de diámetro, de aguas cristalinas y tono esmeralda, alimentadas por cursos subterráneos. Se encuentra dentro del circuito de la Ruta Provincial 222, a unos 55 km de la ciudad de Malargüe, un corredor turístico que reúne varios atractivos naturales del departamento.
El entorno explica buena parte de su singularidad. La laguna está rodeada por un escorial volcánico conocido como El Infiernillo: un campo de rocas oscuras, producto de antiguas coladas de lava. Ese material habría cubierto el cauce superficial del arroyo que la alimentaba, generando el actual sistema de aporte subterráneo.
Sobre el color rojo que se ve en los videos, la explicación difundida por la empresa apunta al comportamiento de la luz bajo el agua: la refracción y los reflejos sobre sedimentos y fragmentos de lava pueden modificar la percepción de los tonos, especialmente en zonas profundas o con determinadas condiciones de iluminación.
La tecnología del ROV ayuda a captar ese efecto con detalle. Estos equipos, usados en exploración e investigación, se controlan desde la superficie y transmiten imagen en tiempo real, lo que permite observar rincones inaccesibles sin necesidad de inmersiones prolongadas.
Además del impacto visual, el sitio tiene normas de conservación: en la Laguna de la Niña Encantada no está permitida la pesca, una medida orientada a cuidar el ecosistema y evitar alteraciones en el hábitat. En los registros también se observan truchas nadando entre los bloques de lava, una postal que refuerza el valor ambiental del lugar.
Para visitar el lugar se abona un ingreso y se recomienda chequear valores vigentes antes de viajar. Según lo informado, la entrada cuesta $3.500 para mayores y $2.500 para menores, jubilados y malargüinos, con horario de 9 a 19. En plena temporada de verano, este tipo de contenidos suele impulsar consultas y visitas al circuito, por lo que el cuidado del entorno y el respeto por la señalización siguen siendo claves para sostener el atractivo.
Fuente: MDZ; Buceo Aconcagua



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