Hoy, tras no pocos obstáculos, finalmente la Liga independiente de fútbol amateur Malargüe (LIFAM) dará inicio al Torneo de primera división.
Los cotejos, al menos en esta primera parte del certamen, se jugarán en tres campos de juego, los domingos a las 11:00 y 16:00, debido a que no se cuenta con las habilitaciones de seguridad en otros clubes que habían manifestado su voluntad de cederlos para el campeonato.
“Hemos tenido muchísimas dificultades para poder dar inicio, la situación económica y los estados de las canchas, que no todas superaron las habilitaciones, son algunas de ellas. Gracias a Dios, desde lo económico, debemos agradecer a la Municipalidad de Malargüe que ha hecho su aporte para que podamos jugar los torneos apertura y clausura. Hemos tenido muchísimas observaciones de seguridad por parte de la policía y bomberos. No desconocemos esas medidas, ni decimos que están mal, solo pedimos que se nos den plazos para poder ponernos al día y que los clubes puedan trabajar” afirmó el actual titular de la FIFAM, Javier Asencio, para graficar la realidad del fútbol malargüino federado.
La tarea social que realizan los clubes no puede soslayarse, contienen a niños, jóvenes y adultos, de ambos sexos, pero es evidente que en el actual contexto económico no pueden afrontar todo.
El valorable aporte realizado por el municipio para este torneo no alcanza para contar con campos de juego que cumplan reglamentaciones para la práctica del deporte, mucha de ellas redactas a cientos de kilómetros de Malargüe, sin tener la más mínima idea de la realidad local, cantidad de público asistente a nuestras canchas y la idiosincrasia propia de la zona en material climática, cultural, deportiva.
Hay más de 1.200 jugadores inscriptos en la LIFAM, más todos aquellos que no pueden hacerlo por falta de medios económica, expresó la dirigente del Club Volantes Unidos, Eva Riquelme.
Si a esas personas les sumamos quienes practican fútbol los fines de semana en los torneos de veteranos, donde en los dos certámenes que se disputan actualmente hay 19 equipos que cada uno reúne un promedio de 20 miembros entre cuerpos técnicos y jugadores, no es descabellado pensar en más de 2.000 malargüinos involucrados directamente en el deporte en calidad de participantes, más todas sus familias y simpatizantes que, también, de una u otra manera, están sosteniendo el deporte.
Pero el fútbol de nuestro departamento no son solo ellos, también lo son los dirigentes, árbitros, personal de seguridad y salud, el público que asiste a ver los espectáculos, el periodismo, los clubes e incluso las instituciones oficiales, tanto del ámbito comunal, provincial y nacional.
“No podemos tener errores en la faz de seguridad, porque se nos complicaría muchísimo por el costo que tiene tanto la seguridad privada como la Policía de Mendoza” remarcaba Asencio, para subrayar solo uno de los aspectos que hoy implica el poder jugar de manera federada.
Eduardo Julio Castón, activo miembro de la LIFAM, ante una consulta periodística, destacó que los incidentes registrados en el cierre del torneo anterior que organizó esa entidad “repercutieron muy mal porque hubo sanciones para clubes, jugadores, técnicos. Fue una mala experiencia que nos tiene que hacer reflexionar, la violencia con el fútbol no tiene absolutamente nada que ver. Hay que velar por la institución, que es la Liga, ahora con 12 clubes, que además tienen divisiones inferiores, formativas”.
Nadie puede negar que el fútbol le hace mucho bien a mucha gente por eso es necesario, más un lugar tan alejado de otros ciudades como es el caso de Malargüe, que lo cuidemos entre todos. Que nuestras pasiones las podamos controlar en un marco respeto, que las equivocaciones las sepamos ver como las que tenemos todos, todos los días, que la empatía, palabra que tanto se repite, pase a ser parte también de nuestra acciones, tanto dentro como fuera de una cancha. Los prestadores de servicios para el fútbol del rubro de la seguridad y de la salud tampoco pueden aprovecharse de la situación y pedir cifras exorbitantes por sus servicios, aunque haya la Liga recibido un subsidio.
En Malargüe somos de echar culpas fácilmente, las redes sociales locales son un claro ejemplo, pero rara vez de asumir nuestro compromiso comunitario, como vecinos, de aplaudir o colaborar con quien intenta hacer algo. El fútbol federado que hoy tenemos, una ventana para poder exhibir a nuestros talentos y también para contener a tantas persona que necesitan del juego para alivianar necesidades de todo tipo, no llegó por arte de magia, costó mucho sacrificio. Es necesario protegerlo con nuestras actitudes y expresiones para que se mantenga y, desde allí, poder crecer para bien de todos.
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