En Mendoza son más de 2.000 los docentes coformadores que trabajan en las 550 escuelas asociadas en las que estudiantes de profesorados y carreras docentes realizan sus prácticas profesionalizantes y residencias en toda la provincia de Mendoza.
Ellos son responsables de guiar y acompañar el proceso de enseñanza, al trabajar en red junto a los equipos de Práctica Profesional de los Institutos Superiores de Formación Docente (ISFD), y supervisores y directivos de las escuelas asociadas que tienen a su cargo el seguimiento individualizado de la formación en terreno de los futuros docentes.
Resultan figuras clave en el ámbito de la docencia, por su rol en el sistema educativo y su relación con las instituciones formadoras. Llevan adelante una labor que merece un reconocimiento en su magnitud, que implica una formación especial y un trabajo de acompañamiento constante en el aula en una etapa decisiva de toda carrera docente.

En gratitud de este rol, que a partir de agosto será remunerado gracias a lo estipulado por el Gobierno Escolar, se pretende compartir diversas experiencias de trabajo de docentes coformadoras que relatan su experiencia y reflexionan sobre aspectos que consideran fundamental inculcar en las formas de ejercer una profesión tan noble, como lo es la de los y las educadoras.
Además de guiar la práctica en el aula, las docentes coformadoras ayudan a las practicantes en su futura inserción laboral, orientando en el proceso de tramitación del bono de puntaje pero, sobre todo, motivando para que perseveren en su búsqueda inicial.

El mayor desafío es trabajar el vínculo entre los docentes y alumnos, procurando que los futuros docentes no sean absorbidos por la rutina diaria, sino que logren ser docentes creativos, capaces de realizar un andamiaje llevando a cabo los distintos saberes en las aulas diversificadas, ya que incluir es tener en cuenta a cada uno de los estudiantes en sus distintos ritmos de aprendizajes.
Al entrar a un aula las futuras docentes se encuentran con realidades muy diversas. Hoy en día, las aulas no son heterogéneas, en ellas conviven diversidad de alumnos y realidades.
“Paciencia, tolerancia, amor, respeto, empatía”, son los valores que como se docente intenta inculcar.

Acompañar y entender los nervios y procesos personales de cada practicante es parte de la labor que llevan adelante, conteniendo y orientando la experiencia frente a un aula.
Las prácticas docentes tienen mucho que ver con la continuidad de muchos estudiantes, ya sea para definirse en continuar o conocer realmente si es lo que quieren hacer. Las herramientas que brindan las prácticas son totalmente necesarias para luego emprender el proceso de trabajar en una escuela, ya que sobrepasan toda teoría.
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