La región de Vaca Muerta, que abarca partes de Neuquén y Mendoza, se ha convertido en el epicentro de la esperanza económica para Argentina. Sin embargo, mientras esta área promete ser una nueva «pampa húmeda» con riquezas energéticas, un oscuro panorama se despliega en su superficie: el narcotráfico y otros delitos asociados están en ascenso, amenazando el desarrollo social y la seguridad de las comunidades locales.
Vaca Muerta ha sido señalada como una de las mayores promesas para la economía argentina. Con recursos energéticos que podrían cambiar el rumbo del país, esta región atrae a trabajadores y familias en busca de oportunidades. Pero, detrás de esta prosperidad emergente, se oculta una cruda realidad: el crecimiento del narcotráfico y la delincuencia organizada.
Según Guillermo Elías, jefe de la sección policial del diario La Mañana de Neuquén, la actividad del narcotráfico en la provincia ha aumentado de manera alarmante. Con más de 32 pasos fronterizos clandestinos, la región se ha convertido en una ruta estratégica para el tráfico de drogas. Solo este año, se incautaron casi 800 kilos de cocaína en Caviahue, un cargamento destinado al mercado internacional.
Impacto en las comunidades locales
El narcotráfico no solo afecta a las zonas urbanas, sino que también se infiltra en las comunidades rurales cercanas a Vaca Muerta. En ciudades como Cutral Có y Añelo se han detectado «kioscos narcos» frente a escuelas, exponiendo a niños y adolescentes a un entorno de drogas y violencia. La situación es tan grave que menores de edad son reclutados como «soldaditos» para vigilar y proteger los intereses de estas redes criminales.
El impacto del narcotráfico en la región es devastador. La violencia relacionada con las drogas está en aumento, con 8 de cada 10 crímenes vinculados al narcotráfico, según datos del fiscal general José Jerez. Además, el sistema de salud está al borde del colapso, con hospitales públicos incapaces de atender adecuadamente a los adictos que buscan tratamiento.
La complicidad política
Uno de los aspectos más preocupantes es la presunta complicidad entre narcotraficantes y políticos locales. En investigaciones recientes, se ha descubierto que punteros narcos han influido en la campaña electoral de 2019, apoyando a candidatos a cambio de protección y libertad para operar.
Este vínculo entre el crimen organizado y la política amenaza con corroer aún más el tejido social de la región.
Es urgente que las autoridades, desde el gobierno provincial de Mendoza hasta el departamento de Malargüe, tomen medidas contundentes para enfrentar esta amenaza, teniendo en cuenta las perspectivas que Vaca Muerta tiene en la parte mendocina. No se puede permitir que el narcotráfico se adueñe de una región que debería ser un símbolo de progreso y desarrollo.
Es crucial que se implemente un plan integral de seguridad y desarrollo social que proteja a las comunidades, especialmente en zonas como Pata Mora, donde el avance de la industria minera y petrolera debe ir acompañado de un compromiso firme con la legalidad y el bienestar de sus habitantes.
Vaca Muerta tiene el potencial de ser un motor de crecimiento para Argentina, pero solo si se logra erradicar el flagelo del narcotráfico y la delincuencia. Las autoridades deben actuar ahora, antes de que sea demasiado tarde.
Malargüe, como parte integral de esta región, no puede permanecer ajeno a esta realidad. Es momento de que los representantes políticos y el gobierno provincial tomen las riendas y garanticen un futuro seguro y próspero para todos los habitantes de esta tierra prometida.
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