Por Fer Tau

¡Hoy es domingo! Por suerte me di cuenta a tiempo y pudimos terminar de redactar esta columna. Esta semana pasaron pocas cosas nuevas, pero van saliendo a la luz algunas que estaban tapadas con diario que, a la menor brisa, quedaron al descubierto.

Empecemos con el dictamen de la Honorable Cámara de diputados de la nación, que rechazó tratar la emergencia turística. 119 votos de las personas que elegimos en las elecciones pasadas decidieron que lo de la emergencia en turismo no es para tanto, bien por estos personajes (va con ironia), trajeados para salir mejor en el zoom o en la TV los que asisten al congreso.

La clase política es la nueva nobleza del siglo XXI, son un círculo cerrado que se autoprotege y tribunea algún debate o declaración, pero al final no pasa nada, sigue todo igual. De todos modos, a fin de mes cobran ellos y toda su estructura de fondos que salen del erario público. Pareciera que no tomaron nota de lo que paso en 1789 cuando estallo la Revolución francesa cansados de los abusos de poder de la corona y cambió el mundo. Murieron reyes, la guillotina trabajó a destajo y se impusieron nuevas formas de gobierno que germinaron con celeridad en casi todos los rincones de la tierra, la cosa es sencilla: se estableció que el pueblo elige a sus gobernantes.

Pero qué pasó. En algunos países, y con el paso del tiempo, los gobernantes comprendieron la mecánica del sistema, se adueñaron del poder, ignorando al pueblo que los eligió para ejercer sus funciones para después regresar a sus casas. Por estas pampas pasó algo parecido, un gran porcentaje de legisladores le tomó el gustito al poder y se quedaron, es como si hubiesen pasado a planta permanente. Ya asegurados en sus bancas se hacen los demagogos cuando le dan la palabra, hablan media hora justificando su voto que al final va a ser SI o NO de acuerdo a la línea que le baje su bancada. Entonces, para qué hablan tanto.

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Hablando de palabras, acá surgió una palabra que fronteras afuera de argentina es incomprensible: borocotizarse ¿Qué es esto? A veces cuando hay pocos candidatos que sean de raza y haya hecho las inferiores en un partido, llegan a primera y tratan de lograr ser titulares indiscutidos, ir a la cabeza en las listas sábanas del partido en las próximas elecciones y hacer que varios correligionarios, compañeros o como se le llame en el partido político donde militan, ingresen al congreso por arrastre de modo democrático, tengan mayoría propia y allí “democráticamente” impongan casi por la fuerza sus ideas y caprichos.

Bien, esto ya lo sabíamos, pero qué es borocotizarse. Ahí vamos. A veces un partido histórico no logra formar una figura visible que arrastre votos, y si existe un partido que está en formación, hay que buscar personas confiables al que el votante le deposite su voto y eso ocurrió y seguirá ocurriendo. En síntesis, buscar personajes que generen confianza y también que entren por los ojos. Como en la publicidad que consumimos todos los días. Pero no nos vayamos por las ramas.

En el 2005 se estaba gestando un nuevo partido político en la Ciudad de Buenos Aires, arrancaron bien, venían creciendo pero faltaban jugadores titulares para cubrir los nuevos cargos que se iban generando. Faltaba una persona que represente los valores del partido y que sea intachable (hasta ese momento). Entonces se decidió confiar en el Dr. Borocotó para encabezar la lista de diputados nacionales para generar oposición al kirchnerismo que había asumido la presidencia hacían casi tres años. Entonces el PRO se encolumnó detrás del Dr. Borocotó. Ganaron las elecciones cómodos, segundos, el partido de Lilita Carrió y tercero lejos, el kirchnerismo (a estos muchachos les cuesta mucho hacer una buena elección en Bs. As., pero en La Matanza ganan caminando).

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Todo muy lindo hasta ahí, peeero, qué pachoooo. El Dr. Borocotó festejó en el bunker del PRO, se dio una ducha y se fue a dormir contento. En la semana siguiente, después de innumerables notas a todos los medios con la sonrisa de un winner, se acercó a la Casa rosada y le beso el anillo al presidente Néstor Kirchner. No, ¡no es una peli de Netflix!! Paso acá en Argentina. Ni en house of cards se les pudo ocurrir esa trama, lo propuso un partido, gana las elecciones y al momento de asumir, asume para la contra.

Pasaron 15 años, pero a los del PRO porteño todavía les dura la cara de pasto. Bien, la estoy haciendo bastante larga, ¿a dónde vamos con esto?  durante las elecciones de 2017 el Sr. José Luis Ramón se presentó a elecciones de diputados en Mendoza por la agrupación “Protectora” que reclamaba contra los abusos de consumidores en el cobro de servicios. La hizo bien, se puso una manta en los hombros, agarro un megáfono, una land rover vieja y a recorrer las calles promoviendo sus propuestas y su integridad, que venía a defendernos y que él quería ser la nueva política. Consiguió el sello del Partido Intransigente que venía de capa caída, hizo una elección digna y entró.  Los disconformes con los políticos clásicos sonrieron, pusieron sangre nueva en el congreso. ¿Todo bien? ¡Noooo!

A fines de 2019 nuestro amigo Ramón, transó con Massa que tal vez le prometió una reelección a su banca el año 2021 y traicionó a sus votantes que no querían saber nada ni con radicales ni con kirchneristas. En una palabra, se borocotizó. Pero decir borocotizar en una palabra vintage, la palabra de hoy en día seria ramonizar.

Para terminar el asunto, nuestro diputado mendocino en el Congreso de la nación se opuso a tratar la ley de emergencia turística. Avísenle antes que se la crea que tiene la banca asegurada, que seguramente si transa con estos ñatos, a partir del 10 de diciembre de 2021 va a estar leyendo en la plaza la sección de clasificados del diario al darse cuenta que lo dejaron de lado. Usaron sus votos y listo, él no pertenece a la estructura K.

PUBLI 6 AGOSTO 2020

¿Cuánto nos cuesta la clase política?

Sabemos que la clase política es muy cara de mantener, muchos asesores cobran puntualmente a fin de mes, los legisladores, también, pero con algún cero de más en el recibo de sueldo. En fin, la plantilla de integrantes del poder legislativo es un agujero negro donde no se sabe bien qué y cuánto cobra cada uno. Cuando se pide informes, estos nobles miran para un costado y con su maravillosa oratoria desvían el tema y se termina discutiendo por qué los pájaros vuelan para adelante.

En campaña son unos maestros para convencernos desde un afiche, siempre sonrientes. Y, en la calle, realizar un acting con alguna muletilla que van a usar de slogan. Esto funciona muy bien y se repite la receta cada dos años, en cada elección.

Así que gente, no le toquen los cojones al león, no queremos una revolución francesa, bastante la estamos sufriendo con la pandemia, tampoco queremos otro 2001 cuando en las calles cantaban a los políticos “que no quede ni uno solo”. Estamos en tiempo de crisis, tomen nota y recuerden, si están en sus cargos es porque los votamos y los queremos ahí, laburando para nosotros.

Y paciencia… que ya pasa el invierno, faltan 38 días para la primavera.

PUBLI 7 AGOSTO 2020
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