El gobierno nacional asumió sin plan económico, todavía no lo tiene.
Ayer el mismísimo Alberto Fernández admitió que analiza restringir más aún la compra de dólares en los bancos.
“Los pequeños ahorristas que compran 200 dólares son un problema”, dijo el presidente en declaraciones radiales.
Fernández admitió que el gobierno estudia la posibilidad de limitar o cerrar la ventanilla del “dólar-ahorro”, el cupo mensual es de solo USD 200 para los ahorristas, pagando un 30% adicional de “impuesto PAIS”.
En los últimos días, la atención se centró en la escasez de reservas internacionales del Banco Central, que en la primera semana de agosto debió vender USD 477 millones y en la semana que pasó habría vendido otros USD 100 millones, según estimaciones privadas.
Las “reservas netas” del Banco Central son ya inferiores a los USD 10.000 millones. Un verdadero problema para un gobierno que al no tener plan económico sólo le queda como opción “darle a la maquinita de impresión de billetes”.
“El pato de la boda” lo pagarán los jubilados. Nuevamente el presidente les vuelve a meter la mano en el bolsillo.
En junio, la administración de Alberto Fernández decidió extender hasta el 31 de diciembre próximo la suspensión de la ley de movilidad jubilatoria por medio de un DNU.
Los jubilados y pensionados tendrán un aumento del 7,5% en setiembre y en el mismo porcentaje subirá la asignación por hijo, entre otros subsidios, esta vez el gobierno les quita el 2,33 % de lo que por ley de movilidad de Macri les corresponde. En marzo aumentó en promedio 9,8% cuando les tocaba 11,56 y en junio pago 6,12 % pero por ley era 10,89%. En lo que va del año el gobierno les comió a los jubilados el 10,6%. En los tres aumentos, los jubilados deberían haber cobrado un 35% con la ley de movilidad aprobada en el gobierno de anterior, sin embargo, con el nuevo mecanismo el gobierno les va a dar sólo el 28%. “Más claro échele agua m´jo”, decían las abuelas.
Durante las últimas semanas el defensor de la Tercera Edad, Eugenio Semino, ha criticado esta medida autoritaria del gobierno porque siguen «perdiendo» poder adquisitivo los abuelos. También ha dicho que «la única política permanente de Estado en la Argentina es el recorte» a ese sector de la sociedad”.
¿Hace falta agregar algo más?
Seguir incentivando el miedo
Así como Fernández no tiene plan económico tampoco lo tuvo ni lo tiene para la salud.
El 23 de enero, el ministro de Salud, Ginés González García, decía “no hay ninguna posibilidad que exista Coronavirus en la Argentina”.
Pero, el virus llegó al país y fue cuando el gobierno se dio cuenta que la pandemia le venía “como anillo al dedo”. Usó el miedo como herramienta para avanzar en su plan de venezolar a la rica Argentina. Cerró prácticamente el Congreso, empezó a avanzar drásticamente sobre la justicia, injuriar al periodismo o a las voces que advierten a la gente lo que está pasando y a subsidiar a su electorado.
Aquí en Malargüe hay muchos que siguen inculcando el miedo, antes que hacer lo que hay que hacer, educar, concientizar, enfrentar al Corononavirus con responsabilidad.
Muchos son los que dicen que Malargüe debe cerrarse. Que nadie vaya ni venga a la zona de circulación. Eso es imposible por dos razones que abordaremos sintéticamente.
La primera es que estamos frente a una pandemia, es decir, una enfermedad epidémica que se extiende a muchos países o que ataca a casi todos los individuos de una localidad o región. En el departamento tuvimos el virus, pero los que hoy insisten con la cultura del miedo se olvidaron de averiguar cómo llegó. Tal vez no se olvidaron, les convino.
Los que buscan que los malargüinos que viajan a la ciudad de Mendoza, por ejemplo, deban hacer una cuarentena de 14 días, son los mismos que tienen familiares de riesgos o ellos mismos se encuadran dentro de ese segmento. Sin embargo, se los puede ver haciendo compras como si nada o realizando sus actividades laborales, mientras se las han impedido desarrollar a otros. Son los que dejan que sus hijos salgan y se junten con amigos, los que miran la paja en el ojo ajeno, pero niegan la columna que está frente a ellos.
Hay que cambiar el miedo por la responsabilidad personal y social. Estamos ante una pandemia. Tenemos que comprender que los casos van aparecer, como hoy los tiene San Rafael.
Como dijo un medio del vecino departamento “una gran paradoja para el intendente Emir Félix”. Es que “fue quizás el que más insistió en mantener las restricciones por la pandemia del COVID 19 para proteger a los sanrafaelinos y lamentablemente sufrió un contagio en su propio sistema de salud pública”, pues la primera persona en dar positivo en suelo sanrafaelino fue una enfermera del centro de salud municipal de El Chañaral, ubicado en el distrito de Las Paredes.
“En este contexto, la paradoja es que justo quien más temores tenía por el ingreso del virus al departamento y más objeciones hizo para no habilitar algunas actividades paga ahora con el contagio de una profesional que pertenece al sistema de salud municipal”, dijo Info ya, y nosotros suscribimos.
“Era inevitable la llegada del virus a San Rafael y ahora la tarea la tienen las autoridades que deberán descubrir el nexo epidemiológico. Todos apostaban a que podía llegar por la apertura del turismo, por algún policía o camionero, pero el primer caso provino de un efector sanitario y justo le tocó a una mujer empleada por el municipio”, agregó el medio que venimos citando.
Si Felix en lugar de mirar la paja en el ojo ajeno hubiera hecho caso a los profesionales de su departamento, que insistían en avanzan en la concientización de la población antes de insistir en la cultura del miedo, tal vez esa agente municipal hubiera tenido herramientas para saber cómo protegerse en su accionar cotidiano.
La otra razón, es que Malargüe es dependiente del resto de la provincia y el país en prácticamente todo lo que hace a su vida económica.
Nos animamos a decir que prácticamente el 99,9 % de los que consumimos viene de afuera. Toda la mercadería, verduras, frutas, carne, combustible, repuestos, indumentaria es de otros departamentos mendocinos o de alguna provincia argentina, cuando no del exterior.
Es imposible cerrar la frontera malargüina, siempre habrá alguien de aquí que tome contacto con un foráneo. Muchas veces también ese contacto se da porque debemos salir a realizar trámites o por cuestiones relacionadas con la salud.
Antes esta perspectiva, insistimos, concientizarnos que debemos ser cada día más responsables, que estamos frente a una nueva normalidad y que el único camino posible es acostumbrarnos a ser parte de ella con uso de barbijos o tapabocas, higiene constante de manos, salir a realizar actividades imprescindibles, guardar distanciamiento de al menos dos metros entre una persona y otra.
Gas para todos
En los primeros meses del año próximo se vence el convenio por el cual se crea el Fondo Fiduciario del gas que subsidia a Malargüe, La Pampa y la Patagonia. Los concejales Daiana Varas y Martín Palma presentaron un proyecto solicitando la prórroga por diez años y también la inclusión en ese beneficio a los departamentos del Valle de Uco, General Alvear y San Rafael, adhiriendo de esa manera a una iniciativa de las legisladoras nacionales Jimena Latorre y Pamela Verasay.
Ningún malargüino podrá decir que el proyecto para nuestro departamento no tiene su fundamento, en lo que muchos no concuerdan es que se incluya en él a las otras cinco jurisdicciones. Nosotros tampoco estamos de acuerdo en eso.
En las redes sociales la mayoría de los comentarios contrarios a la ampliación del beneficio para San Carlos, Tunuyán, Tupungato, San Rafael y General Alvear hicieron referencia que no se merecen que los concejales locales los apoyen por sus posturas contrarias al desarrollo minero metalífero y a la explotación petrolera mediante el fracking o estimulación hidraúlica. Nosotros no compartimos esta visión, tan egoísta como la que demostraron esos municipios para con el nuestro hace solo unos meses.
Nos preocupa la falta de visión estratégica de las legisladoras nacionales y de sus correligionarios locales respecto de Malargüe. Ninguno de los otros departamentos tiene las características del nuestro en cuanto a la extensión territorial, los oasis productivos, la densidad poblacional, las distancias que separan a una ciudad de la otra, la crudeza del invierno y su corta primavera-verano.
El gas para todos que se propone luego va atado a las posibilidades de descuentos impositivos, por ejemplo, en los combustibles. Ahí resaltará más las diferencias que pregonamos en el párrafo anterior.
Nos preguntamos ¿Si hubiera un médico que se recibe en la ciudad de Mendoza y tiene que buscar trabajo dónde lo haría, en una ciudad a solo 80 kilómetros o en una de 350, si en ambas tiene los mismos beneficios en materia de gas, energía eléctrica y combustibles? La respuesta creemos que es obvia. Lo mismo para cuando alguien estudia la definición de un proyecto económico.
Malargüe para desarrollarse merece tener ventajas comparativas, porque Malargüe no es un departamento más de Mendoza, es en sí mismo es una región. Igualarlo en una ley nacional, como se busca, con otros municipios es, lisa y llanamente, tirar por tierra el esfuerzo que estratégicamente mucha gente ha venido tratando de consolidar durante años.
Malargüe, la provincia y el país necesita de grandes acuerdos para, de una buena vez por todas, hacer lo que haya que hacer sin que nadie se mire su ombligo. Claro, para ello, necesitamos de estadistas.