Banderazo contra la reforma nacional. Foto: Cienradioss.

Por Pablo Priore-Senador provincia (PRO-Cambia Mendoza)

El pasado lunes 17 se vivió una jornada de legítima y auténtica expresión ciudadana con grandes movilizaciones en todo el país.  Una convocatoria de la ciudadanía que ningún partido político o sector puede arrogarse su liderazgo.

Una ciudadanía que ha acompañado la cuarentena más larga del mundo impuesta por el gobierno, la cual siempre se respetó con un alto grado de acatamiento y responsabilidad. Sin embargo, quedó expuesto el cansancio de la gente y la necesidad de expresarse a pesar de que algunos sectores políticos quisieron deslegitimar, y señalaron como si fueran los culpables de que el Covid-19 no dé tregua en la República Argentina.

El mensaje fue claro, los ciudadanos no quieren que el presidente Alberto Fernández siga aprovechando la cuarentena para seguir avanzando en la “agenda de impunidad” de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. Agenda que empezó con la liberación masiva de los ex funcionarios presos por corrupción, y continuó con los presos comunes, luego con la amnistía para Cristóbal López y Fabian Da Souza, escondida en la moratoria fiscal y el corolario para esto, es una supuesta “Reforma Judicial” que no es otra cosa que lograr meter jueces amigos, para que fallen favorablemente en la causas de Cristina Fernández.

Parece que el gobierno nacional no quiere ver que una vez más, la ciudadanía le está indicando que se está equivocando en el camino elegido. Ya se lo hicieron notar al presidente con el fallido intento de expropiación de Vicentín y se lo están indicando ahora con su nuevo objetivo de modificar la justicia, ya que la única intención es beneficiar la situación judicial de Cristina Fernández. Por esto, sería de vital importancia que el mandatario abandone este proyecto que profundiza la grieta que tanto daño le hace a la Argentina.

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Como muchas personas, estoy convencido de que es necesario que reformas institucionales que implican la reforma de unos de los poderes del Estado, tiene que darse en el marco de un amplio acuerdo político y con la necesaria participación del poder que se va modificar, lo cual claramente no se está dando.

Hoy necesitamos que el Congreso vuelva a sesionar en un marco de normalidad, que las prórrogas de los estados de emergencia sean debatidos por el poder que representa al pueblo argentino y a las provincias, y no estén supeditadas a las decisiones que toma un presidente que está cada día más alejado de quienes lo votaron.

Es evidente que el encierro al que se ha sometido el presidente por la pandemia, lo ha alejado del pulso de las necesidades de la ciudadanía y lo ha llevado a cometer el error de distanciarse de la agenda prioritaria,  para respaldar los beneficios de su vicepresidenta;  y con este accionar lo único que obtiene es profundizar la grieta, haciendo irrealizable la unidad de los argentinos.

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