
Estimados amigos de Ser y Hacer de Malargüe: Tengo el agrado de dirigirles estas líneas ya que mis representadas -hermanas y mamá de Nélida Villar- han tomado conocimiento de una publicación en vuestro medio digital de fecha 28 de mayo del corriente, con el título “Carta Abierta, Familia Vázquez Correa” (NdR leer aquí), en la que se advierten una serie de manifestaciones inexactas e incluso injuriantes, que no se pueden soslayar.
Atento a ello e invocando el derecho de raigambre constitucional de “rectificación y respuesta” que prevé el art. 14.1 de la Convención Americana de Derechos Humanos es que vengo a hacer uso del mismo solicitando la misma difusión, por los mismos medios y con el mismo alcance de la presente réplica.
Mis asistidas durante años han sufrido pacientemente todo tipo de injurias y destratos y resulta a estas alturas intolerable que en las manifestaciones públicas del condenado Abel Vázquez, su familia y sus amigos, continúen invocando hasta el hartazgo el nombre de Nélida Villar. Expresiones como “tengan por seguro que Nélida no descansa en paz, y no descansará en paz hasta que quienes le quitaron la vida, los verdaderos culpables no estén pagando por lo que hicieron” causan un gran dolor y consternación en las personas que la sobreviven ya que consideran que es una manifestación del más absoluto cinismo el embanderarse en la memoria de la víctima para abonar la postura del condenado por su muerte.

Les rogamos encarecidamente por este medio a esas personas que se abstengan en un futuro de hacer referencia al nombre, memoria, alma, vida o muerte de Nélida Villar para sostener ese tipo de posturas, y confiamos que será innecesario recurrir a vías legales para ello, si es que la familia Vázquez hace gala de los atributos y cualidades que se auto-atribuyen en dicha carta abierta (ya que dicen que son una familia que “no le falta el respeto a nadie, con principios, honesta, trabajadora, de fe”, etc).
Asimismo, le transmitimos la misma solicitud y en los mismos términos a los señores encargados y propietarios de medios de comunicación que replican -sin mucho meditar- las palabras de los allegados a la familia de Abel Vázquez.

Dicho esto, pasamos a señalar algunas afirmaciones de la carta abierta que son inexactas o imprecisas. No señalamos todas para no aburrir con la extensión de este escrito, pero sí sostenemos que, en líneas generales, las afirmaciones que se realizaron constituyen un contexto falaz que no puede compartirse.
No es correcto sostener que en este caso se tuvo en cuenta una sola hipótesis. Surge del expediente que desde el comienzo de la investigación se siguieron todas las hipótesis imaginables. Por ejemplo, en su momento se pidió informes a todos los psiquiátricos por si había algún enfermo mental que se hubiera escapado y pudiera haber matado a Nélida. Sí es un hecho que Vázquez fue uno de los primeros investigados; pero claro, porque todos los indicios apuntaron a él desde casi el primer momento. (ADN, llamadas telefónicas y demás).
No es correcto sostener que se haya permitido entrar a mucha gente al lugar del hecho para contaminar la escena, ya que las primeras personas que estuvieron en el lugar ese día son las mismas que buscaban a Nélida desde más temprano, desde que horas antes se supo que había desaparecido, hasta que, encontrado su cadáver, preservó el lugar.

No es correcto sostener que no se permitió ingresar a la escena al médico forense, ya que éste no ingresó al lugar ya que a su arribo el cadáver fue trasladado a la morgue y la oscuridad no permitía que se hiciesen tareas útiles en el lugar, al menos hasta que saliera el sol nuevamente. A ello debemos agregar que esa afirmación omite tener en cuenta que el médico forense era amigo de la familia de Vázquez, que comía asados con ellos, y que nunca supo explicar por qué no le hizo un análisis de embarazo al cuerpo de Nélida, ni mucho menos por qué nunca dijo, hasta que se descubrió mucho más tarde, que era amigo de la familia del acusado. ¿Ese es el forense que querían que entrara “inmediatamente” a la escena? ¿Para qué?
No es cierto que se perdieron muestras de ADN de las uñas de la víctima, ya que surge de la investigación que se tomaron muestras de debajo de las uñas de Nélida y no se obtuvo ningún resultado. Que se perdieran esas muestras es una mentira instaurada fuera del proceso por los amigos del condenado, y sostener eso implica que quien lo afirma, ni siquiera se tomó el trabajo de leer el expediente.

No es correcto sostener que la víctima se defendió arañando al acusado, y que la ausencia de heridas en Vázquez implica que no es culpable. Nadie ha sostenido que Nélida rasguñara al autor. En este tipo de muertes, obviamente se indaga en las uñas de la víctima porque es posible que lo hiciera (se defienda y arañe), y si hay ADN del autor debajo de sus uñas, es una prueba muy importante. Pero que sea posible no significa que necesariamente haya ocurrido. Recordemos que Nélida no tenía siquiera sangre en sus manos. Su propia sangre, luego de la primera herida que no fue mortal pero sí muy dolorosa. Eso indica que un cómplice del autor sujetaba las manos de Nélida mientras Vázquez la apuñalaba, y que nunca pudo mover sus manos y, por ende, mucho menos arañar a nadie. Eso también quedó claro en el juicio.
Es incorrecto sostener que, como no se secuestró el cuchillo homicida en la barraca, Vázquez es inocente, ya que eso sólo implica que el autor no llevó el cuchillo allí luego de matar a Nélida, o habiéndolo llevado, se deshizo de él antes del allanamiento. Recordemos que el allanamiento en la barraca no fue la misma noche del homicidio, sino días después y que una prima de Abel Vázquez que es policía le avisó del allanamiento a la barraca unas horas antes de que ocurriera. Imaginemos que Vázquez hubiese dejado el cuchillo en la barraca y –como está probado- le avisaron del inminente allanamiento ¿Qué iba a hacer? ¿Dejar el cuchillo ahí?

No tiene atinencia al caso que luego de la muerte de Nélida un subcomisario pidiese la baja y otro efectivo policial el traslado, ya que ninguna otra prueba vincula a esas personas con el homicidio. Ello está vinculado estrechamente a otros rumores que nadie se atrevió a sostener en el juicio, rumores que estamos convencidos fueron instaurados con absoluta mala fe para intentar “inventar” un segundo sospechoso a fin de crear una “duda” que favorezca a Vázquez.
Es tendencioso sostener que Abel Vázquez debía ser absuelto porque se encontraron tres pelos cuyo ADN no correspondía con él. La noche que mataron a Nélida un testigo vio un auto con una parejita en el cerro (no hace falta que le expliquemos a un malargüino a qué van las parejitas al cerro). Ese auto fue encontrado, y analizado. En su interior se encontraron esos tres pelos. Si ese ADN fuese de Nélida, hubiese sido un indicio válido, pero si ese ADN no era de Nélida, como ocurrió, no indica absolutamente nada, salvo que es el ADN de alguien que en algún momento estuvo dentro de ese auto, donde una parejita fue en búsqueda de soledad la noche que mataron a Nélida, con tan mala suerte que eligieron un lugar cercano a donde Vázquez abandonó el cadáver.

Es falso que se haya demostrado que Vázquez concurrió a la cubierta sanitaria al momento de los hechos, ya que en el juicio se demostró que los testigos que sostuvieron eso, mintieron para favorecerlo, y que la defensa presentó videos del ingreso a la cubierta sanitaria del día siguiente al de la muerte, aduciendo que eran del día del hecho “pero que había un error en la fecha”. Nuevo intento de “fabricar” una coartada, que no resistió el análisis y no convenció a los jueces.
Es falso sostener que demuestra la inocencia de Vázquez que Nélida hubiese sido vista sola en la ciclovía, porque un testigo vio a una camioneta con la misma parrilla de panal de abeja de la de Vázquez conducida “a lo loco” y pararse a hablar en la misma ciclovía a los gritos y ademanes con una chica que iba en bicicleta. Esa camioneta se demostró que era la de Vázquez, porque era la única en Malargüe que para esa época tenía esa parrilla “tunning”, incluso se probó donde la había comprado.
Tampoco demuestra la inocencia de Abel Vázquez el hecho que se encontraran huellas de zapatillas de una marca y número que no coincidían con él ni con la de su esposa, ya que esas huellas no estaban en el lugar del hecho y nunca nadie sostuvo que Vázquez actuó solo. Evidentemente alguien más actuó con Vázquez al momento de matar a Nélida (en puntos anteriores sostenemos que alguien le sostuvo las manos mientras Vázquez la apuñalaba).

Repetimos, las huellas no estaban en el lugar del hecho, sino cerca de la banquina de la ruta, junto al rastro de la bicicleta de Nélida, que acompañaban ese rastro hasta el lugar donde fue escondida esa bicicleta. En el juicio declaró un vecino de la barraca que vio ese día (y a esa hora) a la esposa y a su cuñada ir y venir en una camioneta gris (demostrando que la esposa de Vázquez no fue sincera cuando dijo que “estaba durmiendo la siesta” a esa hora). En el juicio, además, quedó demostrado que la cuñada calza ese número de zapatilla.
Tampoco es cierto que la presencia de un pañuelo en el lugar del hecho cuyo ADN no corresponde a Vázquez, demuestre su inocencia. Ese “pañuelo” (en realidad, servilletas descartables), no estaban en el lugar del hecho, sino cerca de la banquina (a pocos metros de la bicicleta oculta de Nélida). Se supo que tenían semen, e incluso a qué persona pertenecía el ADN. Recordemos a qué van las parejas al cerro, y por ende ese hallazgo, descontextualizado, no indica absolutamente nada (pertenece un hombre que, en su intimidad, dejó ese pañuelo en el lugar, nada más, y ni siquiera forzosamente el día de los hechos, bien pudo ser varios días e incluso semanas antes).
Es falso que en el juicio se nombraran a personas que habían estado en inmediaciones del río y que nunca se investigaron. Ningún testigo hizo referencia a ello. Sí lo hizo el abogado defensor de Vázquez, quien previamente había viajado a una cárcel de Mendoza a hablar con un preso, el cual supuestamente declararía eso. Ese testigo fue traído a declarar, pero en el juicio sostuvo tantas incoherencias que no se pudo obtener nada claro, salvo que mentía porque las fechas que indicaba no coincidían en lo más mínimo. Para mayor abundamiento y conveniencia del acusado Vázquez, “el presunto autor” que ese preso (vaya a saber bajo qué promesa) fue a señalar, a la fecha del juicio había fallecido.

Es mentira que en el juicio declararan testigos con el único objetivo de perjudicar a “Abel y a Lucía cuyos testimonios falsos fueron demostrados en juicio como tales”. No sé qué juicio presenciaron los familiares de Abel Vázquez, o si no lo presenciaron y basan sus temerarias afirmaciones en dichos de terceros. Pero nosotros sí estuvimos presentes y claramente, los únicos testigos que mintieron fueron el corro de amigos y empleados de Abel Vázquez que intentaron brindarle una falsa coartada, sin conseguirlo.
Sin terminar de señalar todas las mentiras y falacias que contiene la “carta abierta” a fin de no agobiar con la extensión de este escrito, pero sí recordando el ruego de mis asistidas de que no se invoque nunca más el nombre, la memoria, la vida o la muerte de Nélida Villar para propugnar la inocencia de un condenado a prisión perpetua por su muerte, tanto a sus familiares como a los medios de comunicación –y dando por descontado de no tener que llegar al desagradable extremo de recurrir a vías legales en caso de persistir en dicha conducta- los saludo cordialmente.
Dr. Javier Giaroli, Fiscal de instrucción y querellante de la familia de Nélida Villar.
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