Por Profesor Carlos Darío Montiveros. Fotos Gentileza de Cari Gómez.

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 Demás está decir que estamos atravesando a nivel mundial una situación que trae, miedos temores, ansiedad, ira, enojo y tantas emociones humanas que se alojan en nuestro interior. La práctica cotidiana del Yoga funciona como una respuesta para enfrentar estas emociones negativas. Debo insistir que el Yoga no pretende reemplazar ningún un tipo de terapia psicológica sino que actúa como un complemento de la misma.

Primer Paso:

Como primera medida podemos iniciar la práctica con una respiración simple de realizar que es la respiración abdominal.

Para ello puedes realizarla en una postura cómoda; puedes acostarte o sentarte con la espalda recta como he explicado en otras entregas.

Coloca una mano sobre tu vientre, inhala por nariz unos segundos, sintiendo que el aire se dirige al abdomen y este se infla, frunce los labios como si quisieras apagar una vela y exhalas profundamente por boca. Repite este proceso durante algunos minutos, y ve aumentando el tiempo cuando vayas dominando esta sencilla técnica.

Con esta respiración lograrás; relajarte, reducir el estrés, la tensión muscular, la ansiedad (ayudándote a establecerte en el presente), los nudos en el estómago y reducir la hipertensión arterial.

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Segundo Paso:

Coloca tus piernas separadas más del ancho de las caderas y dirige los dedos de los pies hacia afuera en aproximadamente 45°. Inhalando y exhalando flexionas las piernas y bajas las caderas, tus rodillas deben estar alineadas con los tobillos. Debes bascular pelvis hacia adelante para permitir que tu columna se mantenga erguida. Haz de cuenta que eres un jinete diestro a punto de cabalgar y que el mismo no tiene temores en su oficio. Lleva las manos y júntalas en tu pecho abre los codos hacia afuera. Sostienes un par de respiraciones profundas y aflojas estirando las piernas y elevando los brazos hacia el cielo. Esta postura te permitirá enraizarte a la tierra y fortalecerte con respecto a los temores conocidos, debido a la descarga energética que se produce a través de los pies. Si tienes problemas en las rodillas solamente separas tus piernas e inhalas y exhalas dos veces.

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Tercer Paso:

Para realizar esta siguiente postura imagina que eres un guerrero que se prepara para una batalla.

Desde la posición de pie, inspiras y das un largo paso con pie izquierdo separando ambas piernas. Giras tu pie izquierdo a 90º mientras que el derecho se mantiene en el lugar. Abres tus brazos formando una línea recta con ellos y paralela al piso, a la altura de los hombros y con las manos hacia abajo. Giras la cabeza hacia la izquierda, flexionas la rodilla izquierda observando que esté alineada con el pie y tus talones también, ambos en alineación. La cadera y el pecho se mantienen de frente. Esta postura te ayudará a trabajar emocionalmente los temores paralizantes o los miedos repentinos. Como te digo imaginando que eres un guerrero que no le tiene temor a nada. Inhalas y exhalas tres veces y realizas la postura hacia el otro lateral.

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Cuarto Paso:

Desde la postura de cuatro apoyos que hemos visto en publicaciones anteriores (postura del gato) llevas los glúteos sobre los talones (puedes colocar un almohadón o una almohada sobre tus rodillas o piernas. Apoya las manos en el suelo a los laterales de tus rodillas y estiras hacia arriba bien la espalda. Vuelves a trabajar con la imaginación, en este caso eres un león a punto de lanzar su rugido. Abres tu boca, sacas la lengua hacia abajo, diriges tu mirada hacia arriba inhalas y exhalas emitiendo el sonido “aaah …” llevando el pecho hacia adelante en la exhalación sonora.

Repite la ronda respiratoria de tres a seis veces si puedes.

Esta asana produce una descarga energética, pudiendo liberar con la misma, miedos, ira, enojo, temores, estrés, falta de perdón, etc.

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Quinto paso:

Ahora que hemos trabajado para desterrar emociones negativas como los miedos o temores haremos de cuenta que somos pájaros de libre vuelo.

Desde la postura del gato (cuatro apoyos) llevas la pierna derecha entre medio de tus manos y la mantienes flexionada en 90º. Incorporas el tronco perpendicular al piso y extiendes tus brazos hacia los laterales, procurando que tu mirada se encuentre al frente.Tus caderas alineadas y la espalda crece hacia arriba. Mantienes un par de respiraciones y repites la postura hacia el otro lateral.

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Sexto Paso:

En esta entrega hemos puesto en marcha mucho la imaginación. Continuamos con ella. Ahora eres un gran árbol, tus emociones están en paz y por ello, extiendes tus ramas para proteger o cubrir a tus seres amados bajo tu sombra. Para ello desde la postura de pie mira hacia adelante y fija la vista en un punto y centra la mente. Traslada todo el peso de tu cuerpo sobre la pierna izquierda con la rodilla semiflexionada. Trata de abrir los dedos del pie en apoyo para enraizarte a la tierra y tener seguridad en el equilibrio. Puedes hacerlo sosteniéndote de una silla. Levanta el pie derecho y lo colocas sobre el tobillo, la pantorrilla o el muslo. Mantén el equilibrio inhalando y exhalando profundamente. Eleva tus brazos al cielo por encima de tu cabeza como si fuesen ramas y tus pies raíces. Mantén las respiraciones que puedas, desarmas y realizas lo mismo hacia el otro lado.

Luego de estos seis pasos relajas sentado o acostado inhalando y exhalando profundamente.

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