Ayer, 7 de junio, se celebró en Argentina el Día del Periodista. Una jornada en la que muchos saludaron y reconocieron a quienes trabajan en los medios de comunicación. Sin embargo, esta fecha también invita a la reflexión sobre un tema fundamental: ¿Qué lugar le toca ocupar hoy al periodista profesional en un mundo donde todos pueden comunicar?
Con el advenimiento de las redes sociales, cualquier persona con un celular en la mano puede, en pocos segundos, dar a conocer lo que observa. Una calle sucia, líquidos contaminantes en las acequias, un accidente, una nevada que afecta los caminos, una actividad en una escuela o club. Todo puede ser registrado, comentado, difundido. Todos comunican. Todos, de algún modo, se han convertido en una suerte de «periodistas ciudadanos». Pero ¿es eso periodismo?
En esta era de hiperconectividad e inmediatez, el rol del periodista de un medio de comunicación no ha desaparecido: se ha vuelto más necesario que nunca. Porque comunicar no es lo mismo que informar profesionalmente. Mientras cualquiera puede postear una imagen o emitir una opinión, el periodista debe verificar, contextualizar, contrastar fuentes y brindar a la sociedad una visión amplia y responsable de los hechos.

El periodismo no puede ser una repetición acrítica de lo que circula en las redes. Su rol esencial es evitar la propagación de noticias falsas (fake news), no alimentar rumores, no generar caos ni incertidumbre. Un periodista ético tiene el deber de construir confianza social, incluso cuando los tiempos exigen inmediatez y espectáculo. La verdad debe estar antes que la primicia.
Además, el periodista de hoy debe estar en constante formación. El acceso a nuevas tecnologías, el manejo de múltiples plataformas, contar con una cultura general amplia, la necesidad de comprender fenómenos globales y locales exigen capacitación permanente. Y los medios de comunicación deben acompañar ese proceso, garantizando no solo espacios de desarrollo profesional, sino también de reflexión sobre el papel que cumplen en la comunidad.

La objetividad, como se sabe, no existe en el periodismo. Lo que sí debe existir es pluralidad informativa. Es decir, el compromiso de mostrar la realidad desde múltiples ángulos, dando lugar a diferentes voces, sectores y miradas. Un medio no puede ni debe ser altavoz de un único interés, sino espejo fiel —aunque imperfecto— de una sociedad diversa y en constante transformación.
En tiempos donde todos comunican, el periodista profesional no pierde su razón de ser: la reafirma. Su labor es más desafiante, pero también más crucial. Porque informar con responsabilidad, con ética, con rigor y con formación, sigue siendo un servicio indispensable para la vida democrática.
Para hacerte llegar lo que pasa en Malargüe y en la provincia de manera personal, te invitamos a que seas parte del grupo de WhatsApp de Ser y Hacer en donde sólo recibirás noticias, en ningún momento estará abierto, por lo que sólo te llegará lo que subamos a nuestra web. Te dejamos el link para que te puedas unir: https://chat.whatsapp.com/EOLgCv3eBtE8l8ypNnja6M
